lunes, 17 de noviembre de 2008

Despierten que Verónica ya se fue - IIX

una pequeña parte de IIX de mi pequeña novela......


Joaquín confiando en su leal amiga, en mí, fue y le dijo a Verónica lo que sentía por ella. Fue a buscarla a su casa, con su mejor pantalón, con su polo preferido, con el cabello peinado a lo alborotado, con las manos temblorosas y con sus sentimientos en una bandeja de plata. Ansioso, al borde de las nauseas por los nervios. Para frente a la gran puerta de madera de la casa de Verónica, más ansioso quería que fuera ella quien abriera, pero eso no sería así. Seguro estaba en su cuarto, hermosa, pensando lo que iba a hacer esa noche, seguro Joaquín no estaba en sus planes, los sábados nunca salía ni con el ni con el resto, porque decía que se aburría. Se iba a la discoteca a bailar con otros, a hablar con otros, a tomar con otros, siempre con otros menos con él. NO. Recordó mis palabras y tocó el timbre. Por fin. Después de años abrieron la puerta y le dijeron que fuera al jardín. Ahí estaba ella linda. Era su musa, todas las canciones que le había compuesto. Era su diosa, todas las noches le oraba por un poco de su mirada. Era su Verónica, nunca nadie la iba a querer como el la quería, decía.
Estaba ahí echada tomando sol, sola, como nunca iba a poder estar a solas con ella. Sin Rafael que ponía su música a todo volumen, sin Alejandro que le estuviera hablando al oído todo el día, sin Micaela y Luisa riendo con ella. Estaba perfecta en aquel bikini negro, hubiera estado perfecta como sea pensaba Joaquín.
No me supo contar muy bien que fue lo que le dijo, solamente me contó que luego de decirle todo lo que sentía se acerco levemente hacia su rostro y la besó. Con miedo de que ella no le correspondiese, con miedo a ser el peor beso que ella hubiera recibido, pero al parecer no fue así. No lo fue. ¡NO LO FUE MICAELA! ¡NO LO FUE! Empezó a gritar de la felicidad por el teléfono. Ella me quiere Mica, como yo a ella. Para mi eso tenía una connotación extraña, eso solo había sido un beso. Hasta que Joaquín me terminó de contar, Luego de darle el beso fue como si nos hubiéramos pegado, mis labios no la volvieron a soltar, sus manos se aferraron de mi cabello. No sé aún como es que acabamos en su habitación, en su cama, sin polo, ella y yo. No me di cuenta si la puerta estaba abierta o cerrada, si pasaban sus padres o si nos descubría la empleada.

2 comentarios:

Marisella dijo...

maldicion!!!

lo tienes q seguir malena!!! o lo sigues o te pego!

mario c é p e d a dijo...

en verdad promete la novela!
en verdad!
será todo un éxito! muero x seguirla!