viernes, 24 de septiembre de 2010

Déjame ver la foto

Hellooo, la tarea de esta semana en la clase de teatro era escribir un diálogo en menos de dos hojas donde haya una declaración de amor, sin que se mencione la “amar” o “querer”, además tenía que resolverse como el autor lo quisiera. No sé si mi habilidad para las declaraciones de amor en las obras sean mi especialidad pero ahí… ojala las guste y también les guste en la clase.

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Entra Manuel. Amanda está sentada al lado de la ventana leyendo un libro. La biblioteca está en silencio, casi vacía. Manuel jala la silla frente a Amanda y se sienta, ella lo mira, le da una sonrisa y sigue leyendo. El se acomoda los lentes, saca unos libros, la mira y le sonríe.

Manuel: ¿Recibiste la carta?

Amanda: Si me llegó ayer, lo mismo de siempre, ninguna novedad.

Manuel: ¿Vas a responder?

Amanda: Creo que hoy lo llamaré, en la última carta ha dejado un número de celular.

Manuel: ¿Qué le vas a decir? ¿Qué si o qué no?

Amanda: No le voy a decir nada Manuel, es sólo mi amigo, no te debes preocupar tanto.

Manuel: Pero claro que me preocupo, es un completo extraño, quién de la nada te empieza a escribir cartas, hablándote como si te conociera de toda la vida. Eso es de locos Amanda.

Amanda: Respira, cuando empiezas a hablar así de rápido me mareas.

Manuel: Solo me preocupo Amanda, es un extraño te podría hacer daño hay tanto enfermo suelto.

Amanda: Es solo una especie de admirador secreto…

Manuel: ¡Qué descabellado! Tu vives siempre tan despreocupada que si yo no me preocupara por ti andarías divagando por la vida, te podría pasar algo, hasta cuando cruzas la pista...es como si te lanzarás. No entiendes, siempre que me separo de ti pienso que algo te puede pasar...

Amanda: Manuel respira, no le voy a hacer caso, le voy a pedir que no me escriba más.

Manuel: ¿Segura? ¿Completamente segura? Me aterra pensar que te puede hacer algo.

Amanda: Eres demasiado protector…

Manuel: Bha. Cambiemos de tema, mejor muéstrame las fotos… ¿revelaste las fotos el rollo de la oktomat?

Amanda: Si, mejor no te las muestro, no han salido muy bien.

Manuel: Son las únicas que hay del cumpleaños de Javier… no se va a quedar sin fotos.

Amanda: Verdad, bueno… qué pena.

Manuel le quita la mochila a Amanda y empieza a buscar dentro de ella, saca un pequeño sobre y empieza a ver las fotos. Amanda se empieza a incomodar.

Manuel: Amanda, en ninguna foto sale Javier... más parece…

Amanda: Como si fuera tu cumpleaños, si lo sé, lo siento. Me tengo que ir, quédate con las fotos.

Manuel: ¿Qué le vamos a decir al pobre Javier ahora?

Amanda: No sé, qué el rollo se veló, dile lo que quieras, no me interesa… si quieres quédatelas.

Manuel: ¿Estás bien? Amanda...

Amanda: No sé porque ya no puedo ver más allá, a otra gente, a otros lados. Mejor deja de preguntarme.

Manuel: Amanda, todas las fotos son de mí.

Amanda: Manuel ni si quiera ser por qué. No es normal, ni si quiera te interesa y yo lo sé. No me importa que le vayas a decir a Javier, es más ni si quiera me importa Javier, nunca me ha interesado ser su amiga o hablarle… sólo le hablé porque así podía hablar contigo. Ah soy una estúpida por no darme cuenta antes. Quédate con las fotos. Es bueno saber que me cuidas, pero también la idea me hace sentir un poco de esperanza y la esperanza hace que todo esto que siento crezca.

Manuel: Amanda… ya hemos hablado.

Se acerca a ella y le toma la mano. Saca una de las fotos del sobre y la guarda en el bolsillo de su blusa. Se aleja de ella unos centímetros.

Manuel: Por más que quisiera no voy a dejar a Javier, no al menos hasta que se vaya. Tu misma sabes que no le queda mucho tiempo…

Amanda: Y entonces yo seré el premio consuelo.

Manuel: Tú sabes que te quiero, pero ahora no puedo.

Manuel le dio un beso en la frente y se va de la biblioteca. Amanda se queda mirando la ventana.


lunes, 20 de septiembre de 2010

Pie de Manzana

Bueno, nuevamente el taller de Teatro me pone en apuros. Para mañana debemos presentar un diálogo donde A y B tienen un secreto y bueno, aquí está mi diálogo. Mi mente se nubló así que apele a mis inseparables Celeste & Leonor. Ahí se los dejo, ojala les guste, ojala mañana en clase también.

Celeste: ¿Tienes hambre?

Leonor: Claro que si, no he almorzado.

Celeste: Bueno creo que han quedado muchas cosas del almuerzo que hizo mi mamá. ¿Por qué no comiste nada si llegaste en medio de todo?

Leonor: Porque en ese momento no tenía hambre, no iba a comer así porque sí.

Celeste: Bueno vamos a la cocina a ver que hay.

Las luces se apagan y cuando se vuelven aprender han llegado a la cocina. Celeste está sacando algunos platos del refrigerador mientras que Leonor la espera sentada en la mesa.

Leonor: ¿Qué comiste?

Celeste: Algunas cosas, pero en poquitos, toda esa comida engorda.

Leonor: Bueno me imagino que el pie de manzana debe engordar horrores.

Celeste: Si claro. ¿Pie de manzana? ¿De qué hablas?

Leonor: Ah como te encontré justo sentada acá en la cocina sola en medio del almuerzo con el pie de manzana.

Celeste: Bueno es uno de mis postres favoritos.

Leonor: De seguro, porque si no, no entiendo cómo es que te comiste medio molde.

Celeste: ¿Medio molde? Bueno, es que estaba rico. Fue de manera inconsciente.

Leonor: Claro, empiezas a comer y no te das cuenta que ya se estás por acabar. ¿Será que el pie no engorda?

Celeste: ¡CLARO QUE ENGORDA! Pero bueno, eso a ti que te importa, tu comes lo que sea y siempre estás flaca.

Leonor: ¡Qué de lo peor! Eso no es así, sólo preguntaba por si un día inconscientemente (sarcasmo) me como medio molde. ¿Ya te sientes mejor?

Celeste: Si claro que estoy bien ¿Por qué me preguntas?

Leonor: Bueno me imagino que eso explica que hayas estado media hora en el baño. Creo que tenías un poco de nauseas ¿No? Osea, medio molde todo lleno de dulce, lleno de azúcar y harina.

Celeste: Bueno… un poco, me empache un poco. ¿Y tú que hacías siguiéndome?

Leonor: Ah no sé, cuando te desapareciste te fui a buscar, saliste corriendo como loca cuando tu mamá entró a la cocina. Tenías toda la cara desencajada, pensé que te iba mal, no era para que te molestes.

Celeste: Lo que pasa es que no me sentía bien. Lo siento, pensé que me estaban chequeando como antes que me seguían a todos sitios. Ya sabes, ni si quiera podían verme comer un chocolate y ya estaban todos detrás de mí.

Leonor: Ah pero si ya no estás en esas notas. ¿No?

Celeste: Claro que no, simplemente me gusta el pie de manzana.

Leonor: Bueno si es así, ten más cuidado con la próxima. Pensé que como estabas con las mismas de antes. Comías, comías, sacabas dulces de donde sea y luego… no querías engordar.

Celeste: Me estaba lavando las manos ¿Ok? Además me dolía un poco la cabeza… Leonor ¿Medio molde es demasiado, no?

Leonor: Bueno no comiste nada más, ni si quiera volviste a bajar al comedor. Todos los invitados estaban comiendo en el comedor y tu sentada en la cocina, sola con tu molde de manzanitas y tu cucharita en la mano.

Celeste: No tenía ganas de estar con todas esas personas. No me parece gracioso que te rías de mí.

Leonor: Bueno, se supone que es tu familia.

Celeste: Si se supone, pero igual me llegan.

Leonor: Bueno pero estaba tu papá, hace tiempo que no lo veías.

Celeste: Exactamente, estaba mi papá, ahora a mi mamá se le ocurrió que nuevamente debemos ser la familia perfecta. ¡CLARO A ELLOS QUE LES IMPORTA! Al final mis hermanas si les hacen caso y eso los pone contentos. Celeste... un día va a preguntar ¿Quién es Celeste?

Leonor: Tranquila Celeste tranquila. A ver dime ¿Por eso estabas en la cocina?

Celeste: Yo esperaba que el almuerzo fuera entre nosotros, pero no, invitaron a toda la familia y no nos queda nada más que sonreírles a todos.

Leonor: ¿Y te viniste a la cocina?

Celeste: Al menos acá había algo que me gustaba.

Leonor: ¿El pie de manzana?

Celeste: Y no tenía que ir sonriendo por el comedor como si todo fuera de maravilla.

Leonor: Ay Celeste entonces porque te desquitaste con el pobre postre.

Celeste: Creo que más que llenarme, me estoy desquitando de nuevo conmigo.

Leonor: Tanto tiempo, pensé que ya habías dejado atrás…. ¿Por qué sigues haciéndote tanto daño?

Celeste se subió a un pequeño banco y de uno de los estantes saco una pequeña caja, estaba muy bien escondida. Cuando la abrió para mostrársela a Leonor estaba llena de dulces.

Leonor: Celeste, pensé que ya te habías desecho de esta cajita, pensé que ya no coleccionabas dulces.

Celeste: Si yo también pensé que me había olvidado pero al parecer no es así. No entiendo porque demonios me comí medio molde.

Leonor: ¿Sólo medio molde?

Celeste: Lo juro, pero si tú te callas yo prometo deshacerme de esta caja, pero no quiero que me sigan observando como antes, quiero que me dejen sola.

Leonor: Ok, dame la caja. Yo la guardo y tú dejas desquitarte con la comida. Basta de guardar dulces por todos lados.

Celeste: ¿Qué vas a hacer?

Leonor: La pondré en el mismo lugar donde guardo mi caja de dulces, así cuando vea la tuya recordaré que no debo coger la mía tampoco, sino me terminaré comiendo medio molde de pie, de torta, de todo… como tú. Creo que esto de comer ha dejado de ser una solución.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Un poco de Rainbow en Vanguardia Universitaria



Aprender a tejer fue toda una experiencia que compartí en el Blog de Vanguardia Universitaria, ahí les paso el link del artículo, una pequeña impresión sobre una grandiosa idea.

Espero que lo disfruten y claro..se animen a tejer, no vale decir "yo no sé" , porque todo se aprende.



Nos vemos!

domingo, 5 de septiembre de 2010

Cae por las escaleras

Hoy les dejo mi segunda tarea del curso de Creación de Teatro. La consigna de esta semana era crear un monólogo, las condiciones. Tenía que ser como si el actor hablará con otra persona y en a lo largo de la obra se debía indicar el silencio del otro, además tenía que haber un cambio en el drama y teníamos que apelar a nuestro lado siniestro

Ok. Aquí va mi tarea, es la primera vez que escribo un monólogo, no sé que tan siniestro sea pero espero que lo entiendan. Se acepta cualquier sugerencia.


La luz sube y encontramos una mujer de aproximadamente 30 años con una bata blanca sin zapatos sentada sobre una cama clínica con sabanas blancas, es una habitación que solo tiene una ventana pequeña.

Ya estaba preocupándome no sabía si ibas a regresar y sobre todo me preocupaba quien iba a venir. ¿Te imaginas? ... Oye, ya te he dicho que no es de nueva educación estar por la habitación sin bata. Vamos cúbrete de nuevo, en un rato vienen a dejarnos los vasitos, después de eso vas a estar tranquila.

¡BASTA! ¡BASTA! ¡DEJA DE SALTAR! ¡ESTUPIDA DEJA DE SALTAR!

¿Qué te pasó? Parecías una demente… (Risa nerviosa) más demente que el resto, pero bueno no importa yo no hablé mal de ti. No, en serio que no, pero el resto sí. Tú sabes lo que dicen...tu sabes. ¡Qué estás más loca! Más que el resto. Pero te juro si claro que si, si si si, yo te defendí en serio. Porque… porque… porque... ¿Me vas a escuchar ahora? Nunca terminé de contarte.

¿Te acuerdas? Bueno espero que sí, pero hay tiempo...creo que te han puesto la inyección antes de dejarte aquí ¿no? Por eso no hablas, debe ser por eso que miras al techo como una idiota. No importa yo sé que en el fondo me puedes oír, porque a mí me pasa incluso cuando me dan las pastillas azules… yo en el fondo los puedo seguir oyendo, pero lejos muy lejos, lejos. (Susurrando) Yo si los puedo ir y a veces también me puedo acordar pero claro no siempre me acuerdo. Por eso no sé bien que pasó, a veces me convenzo y otros días… otros días es peor, es horrible.

¡BASTA BASTA! Ya te he dicho que no juegues con tu bata ¡BASTA!

A veces no me acuerdo como es estar allá fuera. Uno pierde la cuenta porque la luz es diferente acá, pero no importa porque siempre guardo los recuerdos de lo que viví allá fuera. ¿Quisiera? Si verdad, quisiera a veces poder recordar todas las cosas que habló con mi mamá cuando viene a visitarme. Dice que mi papá está bien, aunque sigue muy enfermo y qué mi hermano ya se va a graduar de la universidad. Y Javier... nunca me habla de él ¿Por qué? Si a veces me duermo y pienso en la única vez que me vino a ver, dijo que fue para despedirse pero sólo me acuerdo lo que dijo al final “Gracias por todo, te quedas por mí”. Nunca entendí, desde aquel día cuando me quedé al final de la escalera no podía entender. Ni si quiera los policías sabían que hacía yo ahí.

Me acuerdo que el día que lo conocí todo era mejor y en esa época yo me encontraba bien, creo que era por los medicamentos nuevos, porque lo conocí en octubre que siempre han sido épocas tranquilas para mi mente. Si fue un éxito nuestra salida, fue genial y de repente no recuerdo cómo pero me casé. Papá quería decirle...si… una vez discutió con mi mamá, ella se lo prohibió, ella al final siempre logra convencerlo... y se calló, no le dijo nada a la familia el día de la pedida de mano, no dijo nada nunca, incluso aquella vez en la comisaria cuando la policía nos llevó a todos para tomar nuestras... nuestras ¿Cómo se dice? Ehmm, mmmmm...este…..Declaraciones. Incluso en ese momento mi papá se calló.

Recuerdo que todo fue bien los primeros meses, ni si quiera se dio cuenta de las pastillas, porque las seguía comprando mis papás, yo no trabajaba...es que nunca lo he hecho. Seguro porque siempre todos han temido que me de algo, como esas cosas que me daban cada enero, como un ciclo, si claro... ehm, uhmm si claro le decían Crisis, horrible palabra, horrible, horrible.

Todo iba bien, era una familia nueva…. ya sabes. Además era bonito yo lo esperaba con la comida lista, cenábamos, pasábamos la noche juntos, hablábamos, salíamos a pasear, comprábamos cosas para la casa, cenas, playa… era perfecto hasta el primer enero que estuvimos solos en nuestra casa. Me caí por las escaleras, creo que me trataba de ir o escaparme de algo, si de eso debe ser porque yo sentía que alguien en la casa me perseguía entonces corrí y cuando me desperté estaba en la clínica. Sentí unas manos que me empujaron, pero estaba sola, entonces me tropecé, siempre he sido muy torpe... tu sabes. ¡Horrible! Todos tenían unas caras de velorios asquerosas, me deprimían más.

¡BASTA Y DEJA TU BATA EN PAZ! ¡ESCUCHA PUEES!

Me desperté y cuando regresé a mi casa ya todos se habían enterado, estaban tan asustados... Javier me dijo que su mamá vendría a vivir con nosotros para cuidarme. La mamá de Javier era una mujer mayor, era viuda y vivía sola en su casa, no creo que haya sido de mucha ayuda…. ¿Por qué tenía que cuidarme? En fin, si… si no te preocupes me voy a apurar para terminar antes que nos traigan los vasos con las pastillas, de ahí me da sueño y no me acuerdo que te iba a contar.

Ella se vino a vivir con nosotros. Desde el accidente de las escaleras Javier ya no llegaba a la cena, llegaba muy tarde cuando yo estaba dormida, ya ni me tocaba, en las mañanas a veces me levantaba y ya se había ido. Bueno no al menos no andaba sola en la casa porque su mamá me acompañaba y tengo que decir que era una señora muy amable, creo que le daba pena que yo me quedará sola cuando apenas me había casad, era muy amable pero no hablaba mucho y siempre la encontraba llorando a escondidas. Así pasaron muchos meses, si muchos meses…ehmmm.

¡DEJA TU BATA Y QUEDATE SENTADA! ¡SENTADA! ¡SENTADA! Ok, lo siento no quise gritarte. Mejor sigo, si mejor sigo, sigo contándote… (susurrando)

Claro tu ahí con tu bata jugando y yo como una idiota. YA… un día Javier entró y se puso todo nervioso, cuando me di cuenta su mamá estaba tirada al borde de la escalera, su cuello… ¡qué asco! Era como papel, era horrendo. Todo doblado, todo arrugado, todo roto.Ella era como un bulto no se movía y Javier sollozaba y no dejaba de preguntarme ¿Qué hiciste? ¿Qué hiciste?

¿Qué hice? ¿Ella se había caído por las escaleras o la habían empujado? ¿La había empujado? En mi memoria sólo tengo el recuerdo del golpe de un cuerpo contra el piso y yo parada en la escalera viéndola ahí echadita, más frágil de lo que era en vida. ¿Qué había pasado?

Esa mañana yo me había puesto mal si claro … una, una, una de esas crisis, pero todo fue porque hace días que no veía a Javier, por dos días no había venido a dormir a casa y ni si quiera se molestó en contestarme el celular. Entonces ese día yo le reclamé y lo único que hizo fue darme a la fuerza unas pastillas que me hacían deambular por la casa como si no tuviera fuerzas, era como estar en otro estado, más allá de lo normal, tú sabes igualita a ti, como tú estás ahora.

Se había muerto la pobrecita señora, no respiraba, lo peor es que Javier no dejaba de decir ¿Por qué la has empujado? La había empujado el psiquiatra dijo que las pastillas me daban a veces lagunas mentales, entonces yo no recordaba haberla empujado pero había sido yo porque estábamos solas en la casa. Claro ella entro a buscarme para darme un sándwich en pan francés... eso lo recordaba. Yo odio el pan francés y se lo dije, se lo dije… me enfadé porque me dio asco y entonces… la empuje por las escaleras. Pobre mujer tú sabes que me sentí horrible, porque ella estaba para cuidarme. Mis papás hicieron todo lo posible para que no pasara tiempo en la comisaria, no felizmente pudieron presentar algo… un papel… un trámite que decía que... no sé que no pude haberlo hecho con la mala intención así que me internaron acá.

Desde ese día estoy acá. (Gritando) ¡DEJA TU BATA EN PAZ ¡¡ DEJALA!

Mi mamá me viene a ver, pero Javier sólo vino una vez a decirme “Gracias por todo, te quedas por mí” y se fue, luego mamá me dio unos documentos, me hizo firmas y nada más… pero ella dijo que todo va a estar bien… entonces todo debe estar bien ¿no? Seguro que el pobre aún no puede perdonarme el haber matado a su mamá, pobrecita, tan buena la señora, era muy dulce, pero me dio pan francés y a mí no me gusta.

Que tonta que eres has roto tu bata ¡qué idiota! Toma ponte esta chompa mientras te leo la carta que me llegó, te espere para contarte lo que decía, total tú no tienes nada que contar, entonces yo te cuento a ti.

Es de mi papá. ¿Me escuchas? No vayas a romper mi chompa sino ahora si no vas a tener que ponerte. Ya escucha… escucha… ¡Mi papá ha escrito! A ti no te escribe tu papá, a mi sí. Fue extraño cuando leí la carta porque decía que nada de lo que me estaba escribiendo me lo iba a decir mi mamá y también me dijo que no importaba si estaba loca o no el siempre pensó que me debían decir la verdad. Me escribió mi papá, todo para decirme que hace 5 meses Javier se había vuelto a casar, que ya no vivía en nuestra casa sino que estaba en una nueva, muy bonita y muy cara. ¡ESCUCHA! Lo que me dijo luego me lleno de miedo porque fue casi como si por unos minutos mi mente se aclarara y todo fuera más fácil, pero debe ser por las nuevas pastillas que me están dando, pero por momento fue completamente claro. Mi papá me dijo que su esposa se encontraba en cuidados intensivos porque se había caído por las escaleras, dice que Javier la encontró cuando regresó del trabajo, ahí tirada al borde de la escalera pero a pesar de todo no se ha muerto, pero dicen que no se despierta, está ahí en la clínica como dormidita, pobre pero bien hecho pensé por un momento pero luego, luego todo fue más claro ya te dije pues. Porque cuando la señora se murió yo estaba echada en mi cama, no estaba ni dormida ni despierta sino como en el limbo y el pasó, me dio un beso en la mejilla, luego unas cosas se cayeron, unos ruidos bruscos y cuando me desperté ella estaba echada ahí en el piso muerta y él no estaba, pensé que todo había sido un sueño pero no Javier había estado ahí por eso es que no recuerdo haberla empujado, porque fue él quien la empujó y claro de ahí me echó la culpa… un imbécil ¿no?. Claro.. ehm… al final quien me va a creer si estoy loca. Pero había sido él ahora lo recuerdo, tal como hizo conmigo aunque dijo que fue un accidente, pero primero yo no me caí por las escaleras porque me hubieran perseguido, fue Javier el que me empujó, luego su madre...su mamá que era tan dulce… y ahora su nueva esposa.

El día que me llegó la carta lo grite para que todos supieran. Fue Javier quien empujó a su mamá y yo soy la que se queda en este manicomio en lugar de él. Yo no fui, pero ahora mejor me calló porque lo único que consigo es que me pongan una inyección que me deja dormida por días, así que ahora he decidido quedarme calladita y al final tendré que quedarme aquí en lugar de él.

¿Tienes frío no? Mejor métete en la cama hasta que vengan a dejarnos las pastillas, ahí les pedimos una nueva bata, yo dormiré un rato.

Se echa en la cama, se tapa con unas colchas y se apagan las luces.