Celeste: ¿Tienes hambre?
Leonor: Claro que si, no he almorzado.
Celeste: Bueno creo que han quedado muchas cosas del almuerzo que hizo mi mamá. ¿Por qué no comiste nada si llegaste en medio de todo?
Leonor: Porque en ese momento no tenía hambre, no iba a comer así porque sí.
Celeste: Bueno vamos a la cocina a ver que hay.
Las luces se apagan y cuando se vuelven aprender han llegado a la cocina. Celeste está sacando algunos platos del refrigerador mientras que Leonor la espera sentada en la mesa.
Leonor: ¿Qué comiste?
Celeste: Algunas cosas, pero en poquitos, toda esa comida engorda.
Leonor: Bueno me imagino que el pie de manzana debe engordar horrores.
Celeste: Si claro. ¿Pie de manzana? ¿De qué hablas?
Leonor: Ah como te encontré justo sentada acá en la cocina sola en medio del almuerzo con el pie de manzana.
Celeste: Bueno es uno de mis postres favoritos.
Leonor: De seguro, porque si no, no entiendo cómo es que te comiste medio molde.
Celeste: ¿Medio molde? Bueno, es que estaba rico. Fue de manera inconsciente.
Leonor: Claro, empiezas a comer y no te das cuenta que ya se estás por acabar. ¿Será que el pie no engorda?
Celeste: ¡CLARO QUE ENGORDA! Pero bueno, eso a ti que te importa, tu comes lo que sea y siempre estás flaca.
Leonor: ¡Qué de lo peor! Eso no es así, sólo preguntaba por si un día inconscientemente (sarcasmo) me como medio molde. ¿Ya te sientes mejor?
Celeste: Si claro que estoy bien ¿Por qué me preguntas?
Leonor: Bueno me imagino que eso explica que hayas estado media hora en el baño. Creo que tenías un poco de nauseas ¿No? Osea, medio molde todo lleno de dulce, lleno de azúcar y harina.
Celeste: Bueno… un poco, me empache un poco. ¿Y tú que hacías siguiéndome?
Leonor: Ah no sé, cuando te desapareciste te fui a buscar, saliste corriendo como loca cuando tu mamá entró a la cocina. Tenías toda la cara desencajada, pensé que te iba mal, no era para que te molestes.
Celeste: Lo que pasa es que no me sentía bien. Lo siento, pensé que me estaban chequeando como antes que me seguían a todos sitios. Ya sabes, ni si quiera podían verme comer un chocolate y ya estaban todos detrás de mí.
Leonor: Ah pero si ya no estás en esas notas. ¿No?
Celeste: Claro que no, simplemente me gusta el pie de manzana.
Leonor: Bueno si es así, ten más cuidado con la próxima. Pensé que como estabas con las mismas de antes. Comías, comías, sacabas dulces de donde sea y luego… no querías engordar.
Celeste: Me estaba lavando las manos ¿Ok? Además me dolía un poco la cabeza… Leonor ¿Medio molde es demasiado, no?
Leonor: Bueno no comiste nada más, ni si quiera volviste a bajar al comedor. Todos los invitados estaban comiendo en el comedor y tu sentada en la cocina, sola con tu molde de manzanitas y tu cucharita en la mano.
Celeste: No tenía ganas de estar con todas esas personas. No me parece gracioso que te rías de mí.
Leonor: Bueno, se supone que es tu familia.
Celeste: Si se supone, pero igual me llegan.
Leonor: Bueno pero estaba tu papá, hace tiempo que no lo veías.
Celeste: Exactamente, estaba mi papá, ahora a mi mamá se le ocurrió que nuevamente debemos ser la familia perfecta. ¡CLARO A ELLOS QUE LES IMPORTA! Al final mis hermanas si les hacen caso y eso los pone contentos. Celeste... un día va a preguntar ¿Quién es Celeste?
Leonor: Tranquila Celeste tranquila. A ver dime ¿Por eso estabas en la cocina?
Celeste: Yo esperaba que el almuerzo fuera entre nosotros, pero no, invitaron a toda la familia y no nos queda nada más que sonreírles a todos.
Leonor: ¿Y te viniste a la cocina?
Celeste: Al menos acá había algo que me gustaba.
Leonor: ¿El pie de manzana?
Celeste: Y no tenía que ir sonriendo por el comedor como si todo fuera de maravilla.
Leonor: Ay Celeste entonces porque te desquitaste con el pobre postre.
Celeste: Creo que más que llenarme, me estoy desquitando de nuevo conmigo.
Leonor: Tanto tiempo, pensé que ya habías dejado atrás…. ¿Por qué sigues haciéndote tanto daño?
Celeste se subió a un pequeño banco y de uno de los estantes saco una pequeña caja, estaba muy bien escondida. Cuando la abrió para mostrársela a Leonor estaba llena de dulces.
Leonor: Celeste, pensé que ya te habías desecho de esta cajita, pensé que ya no coleccionabas dulces.
Celeste: Si yo también pensé que me había olvidado pero al parecer no es así. No entiendo porque demonios me comí medio molde.
Leonor: ¿Sólo medio molde?
Celeste: Lo juro, pero si tú te callas yo prometo deshacerme de esta caja, pero no quiero que me sigan observando como antes, quiero que me dejen sola.
Leonor: Ok, dame la caja. Yo la guardo y tú dejas desquitarte con la comida. Basta de guardar dulces por todos lados.
Celeste: ¿Qué vas a hacer?
Leonor: La pondré en el mismo lugar donde guardo mi caja de dulces, así cuando vea la tuya recordaré que no debo coger la mía tampoco, sino me terminaré comiendo medio molde de pie, de torta, de todo… como tú. Creo que esto de comer ha dejado de ser una solución.
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