domingo, 5 de septiembre de 2010

Cae por las escaleras

Hoy les dejo mi segunda tarea del curso de Creación de Teatro. La consigna de esta semana era crear un monólogo, las condiciones. Tenía que ser como si el actor hablará con otra persona y en a lo largo de la obra se debía indicar el silencio del otro, además tenía que haber un cambio en el drama y teníamos que apelar a nuestro lado siniestro

Ok. Aquí va mi tarea, es la primera vez que escribo un monólogo, no sé que tan siniestro sea pero espero que lo entiendan. Se acepta cualquier sugerencia.


La luz sube y encontramos una mujer de aproximadamente 30 años con una bata blanca sin zapatos sentada sobre una cama clínica con sabanas blancas, es una habitación que solo tiene una ventana pequeña.

Ya estaba preocupándome no sabía si ibas a regresar y sobre todo me preocupaba quien iba a venir. ¿Te imaginas? ... Oye, ya te he dicho que no es de nueva educación estar por la habitación sin bata. Vamos cúbrete de nuevo, en un rato vienen a dejarnos los vasitos, después de eso vas a estar tranquila.

¡BASTA! ¡BASTA! ¡DEJA DE SALTAR! ¡ESTUPIDA DEJA DE SALTAR!

¿Qué te pasó? Parecías una demente… (Risa nerviosa) más demente que el resto, pero bueno no importa yo no hablé mal de ti. No, en serio que no, pero el resto sí. Tú sabes lo que dicen...tu sabes. ¡Qué estás más loca! Más que el resto. Pero te juro si claro que si, si si si, yo te defendí en serio. Porque… porque… porque... ¿Me vas a escuchar ahora? Nunca terminé de contarte.

¿Te acuerdas? Bueno espero que sí, pero hay tiempo...creo que te han puesto la inyección antes de dejarte aquí ¿no? Por eso no hablas, debe ser por eso que miras al techo como una idiota. No importa yo sé que en el fondo me puedes oír, porque a mí me pasa incluso cuando me dan las pastillas azules… yo en el fondo los puedo seguir oyendo, pero lejos muy lejos, lejos. (Susurrando) Yo si los puedo ir y a veces también me puedo acordar pero claro no siempre me acuerdo. Por eso no sé bien que pasó, a veces me convenzo y otros días… otros días es peor, es horrible.

¡BASTA BASTA! Ya te he dicho que no juegues con tu bata ¡BASTA!

A veces no me acuerdo como es estar allá fuera. Uno pierde la cuenta porque la luz es diferente acá, pero no importa porque siempre guardo los recuerdos de lo que viví allá fuera. ¿Quisiera? Si verdad, quisiera a veces poder recordar todas las cosas que habló con mi mamá cuando viene a visitarme. Dice que mi papá está bien, aunque sigue muy enfermo y qué mi hermano ya se va a graduar de la universidad. Y Javier... nunca me habla de él ¿Por qué? Si a veces me duermo y pienso en la única vez que me vino a ver, dijo que fue para despedirse pero sólo me acuerdo lo que dijo al final “Gracias por todo, te quedas por mí”. Nunca entendí, desde aquel día cuando me quedé al final de la escalera no podía entender. Ni si quiera los policías sabían que hacía yo ahí.

Me acuerdo que el día que lo conocí todo era mejor y en esa época yo me encontraba bien, creo que era por los medicamentos nuevos, porque lo conocí en octubre que siempre han sido épocas tranquilas para mi mente. Si fue un éxito nuestra salida, fue genial y de repente no recuerdo cómo pero me casé. Papá quería decirle...si… una vez discutió con mi mamá, ella se lo prohibió, ella al final siempre logra convencerlo... y se calló, no le dijo nada a la familia el día de la pedida de mano, no dijo nada nunca, incluso aquella vez en la comisaria cuando la policía nos llevó a todos para tomar nuestras... nuestras ¿Cómo se dice? Ehmm, mmmmm...este…..Declaraciones. Incluso en ese momento mi papá se calló.

Recuerdo que todo fue bien los primeros meses, ni si quiera se dio cuenta de las pastillas, porque las seguía comprando mis papás, yo no trabajaba...es que nunca lo he hecho. Seguro porque siempre todos han temido que me de algo, como esas cosas que me daban cada enero, como un ciclo, si claro... ehm, uhmm si claro le decían Crisis, horrible palabra, horrible, horrible.

Todo iba bien, era una familia nueva…. ya sabes. Además era bonito yo lo esperaba con la comida lista, cenábamos, pasábamos la noche juntos, hablábamos, salíamos a pasear, comprábamos cosas para la casa, cenas, playa… era perfecto hasta el primer enero que estuvimos solos en nuestra casa. Me caí por las escaleras, creo que me trataba de ir o escaparme de algo, si de eso debe ser porque yo sentía que alguien en la casa me perseguía entonces corrí y cuando me desperté estaba en la clínica. Sentí unas manos que me empujaron, pero estaba sola, entonces me tropecé, siempre he sido muy torpe... tu sabes. ¡Horrible! Todos tenían unas caras de velorios asquerosas, me deprimían más.

¡BASTA Y DEJA TU BATA EN PAZ! ¡ESCUCHA PUEES!

Me desperté y cuando regresé a mi casa ya todos se habían enterado, estaban tan asustados... Javier me dijo que su mamá vendría a vivir con nosotros para cuidarme. La mamá de Javier era una mujer mayor, era viuda y vivía sola en su casa, no creo que haya sido de mucha ayuda…. ¿Por qué tenía que cuidarme? En fin, si… si no te preocupes me voy a apurar para terminar antes que nos traigan los vasos con las pastillas, de ahí me da sueño y no me acuerdo que te iba a contar.

Ella se vino a vivir con nosotros. Desde el accidente de las escaleras Javier ya no llegaba a la cena, llegaba muy tarde cuando yo estaba dormida, ya ni me tocaba, en las mañanas a veces me levantaba y ya se había ido. Bueno no al menos no andaba sola en la casa porque su mamá me acompañaba y tengo que decir que era una señora muy amable, creo que le daba pena que yo me quedará sola cuando apenas me había casad, era muy amable pero no hablaba mucho y siempre la encontraba llorando a escondidas. Así pasaron muchos meses, si muchos meses…ehmmm.

¡DEJA TU BATA Y QUEDATE SENTADA! ¡SENTADA! ¡SENTADA! Ok, lo siento no quise gritarte. Mejor sigo, si mejor sigo, sigo contándote… (susurrando)

Claro tu ahí con tu bata jugando y yo como una idiota. YA… un día Javier entró y se puso todo nervioso, cuando me di cuenta su mamá estaba tirada al borde de la escalera, su cuello… ¡qué asco! Era como papel, era horrendo. Todo doblado, todo arrugado, todo roto.Ella era como un bulto no se movía y Javier sollozaba y no dejaba de preguntarme ¿Qué hiciste? ¿Qué hiciste?

¿Qué hice? ¿Ella se había caído por las escaleras o la habían empujado? ¿La había empujado? En mi memoria sólo tengo el recuerdo del golpe de un cuerpo contra el piso y yo parada en la escalera viéndola ahí echadita, más frágil de lo que era en vida. ¿Qué había pasado?

Esa mañana yo me había puesto mal si claro … una, una, una de esas crisis, pero todo fue porque hace días que no veía a Javier, por dos días no había venido a dormir a casa y ni si quiera se molestó en contestarme el celular. Entonces ese día yo le reclamé y lo único que hizo fue darme a la fuerza unas pastillas que me hacían deambular por la casa como si no tuviera fuerzas, era como estar en otro estado, más allá de lo normal, tú sabes igualita a ti, como tú estás ahora.

Se había muerto la pobrecita señora, no respiraba, lo peor es que Javier no dejaba de decir ¿Por qué la has empujado? La había empujado el psiquiatra dijo que las pastillas me daban a veces lagunas mentales, entonces yo no recordaba haberla empujado pero había sido yo porque estábamos solas en la casa. Claro ella entro a buscarme para darme un sándwich en pan francés... eso lo recordaba. Yo odio el pan francés y se lo dije, se lo dije… me enfadé porque me dio asco y entonces… la empuje por las escaleras. Pobre mujer tú sabes que me sentí horrible, porque ella estaba para cuidarme. Mis papás hicieron todo lo posible para que no pasara tiempo en la comisaria, no felizmente pudieron presentar algo… un papel… un trámite que decía que... no sé que no pude haberlo hecho con la mala intención así que me internaron acá.

Desde ese día estoy acá. (Gritando) ¡DEJA TU BATA EN PAZ ¡¡ DEJALA!

Mi mamá me viene a ver, pero Javier sólo vino una vez a decirme “Gracias por todo, te quedas por mí” y se fue, luego mamá me dio unos documentos, me hizo firmas y nada más… pero ella dijo que todo va a estar bien… entonces todo debe estar bien ¿no? Seguro que el pobre aún no puede perdonarme el haber matado a su mamá, pobrecita, tan buena la señora, era muy dulce, pero me dio pan francés y a mí no me gusta.

Que tonta que eres has roto tu bata ¡qué idiota! Toma ponte esta chompa mientras te leo la carta que me llegó, te espere para contarte lo que decía, total tú no tienes nada que contar, entonces yo te cuento a ti.

Es de mi papá. ¿Me escuchas? No vayas a romper mi chompa sino ahora si no vas a tener que ponerte. Ya escucha… escucha… ¡Mi papá ha escrito! A ti no te escribe tu papá, a mi sí. Fue extraño cuando leí la carta porque decía que nada de lo que me estaba escribiendo me lo iba a decir mi mamá y también me dijo que no importaba si estaba loca o no el siempre pensó que me debían decir la verdad. Me escribió mi papá, todo para decirme que hace 5 meses Javier se había vuelto a casar, que ya no vivía en nuestra casa sino que estaba en una nueva, muy bonita y muy cara. ¡ESCUCHA! Lo que me dijo luego me lleno de miedo porque fue casi como si por unos minutos mi mente se aclarara y todo fuera más fácil, pero debe ser por las nuevas pastillas que me están dando, pero por momento fue completamente claro. Mi papá me dijo que su esposa se encontraba en cuidados intensivos porque se había caído por las escaleras, dice que Javier la encontró cuando regresó del trabajo, ahí tirada al borde de la escalera pero a pesar de todo no se ha muerto, pero dicen que no se despierta, está ahí en la clínica como dormidita, pobre pero bien hecho pensé por un momento pero luego, luego todo fue más claro ya te dije pues. Porque cuando la señora se murió yo estaba echada en mi cama, no estaba ni dormida ni despierta sino como en el limbo y el pasó, me dio un beso en la mejilla, luego unas cosas se cayeron, unos ruidos bruscos y cuando me desperté ella estaba echada ahí en el piso muerta y él no estaba, pensé que todo había sido un sueño pero no Javier había estado ahí por eso es que no recuerdo haberla empujado, porque fue él quien la empujó y claro de ahí me echó la culpa… un imbécil ¿no?. Claro.. ehm… al final quien me va a creer si estoy loca. Pero había sido él ahora lo recuerdo, tal como hizo conmigo aunque dijo que fue un accidente, pero primero yo no me caí por las escaleras porque me hubieran perseguido, fue Javier el que me empujó, luego su madre...su mamá que era tan dulce… y ahora su nueva esposa.

El día que me llegó la carta lo grite para que todos supieran. Fue Javier quien empujó a su mamá y yo soy la que se queda en este manicomio en lugar de él. Yo no fui, pero ahora mejor me calló porque lo único que consigo es que me pongan una inyección que me deja dormida por días, así que ahora he decidido quedarme calladita y al final tendré que quedarme aquí en lugar de él.

¿Tienes frío no? Mejor métete en la cama hasta que vengan a dejarnos las pastillas, ahí les pedimos una nueva bata, yo dormiré un rato.

Se echa en la cama, se tapa con unas colchas y se apagan las luces.

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