- Explícate
- Hoy no hay nada que explicar.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Hoy no quiero decir nada porque nada ha pasado.
- Me has dicho que te olvidaste de respirar. ¿Eso te parece normal?
- Claro que sí.
- ¿No respirar te parece normal? Respirar es vivir Sofía.
- Si ya lo sé. Pero el lunes me olvide de respirar y seguramente el próximo lunes me pase lo mismo.
- ¿No te gustan los lunes? A ver dime….
- Entienda doctor, hoy no tengo nada que decir.. mi mente está demasiado perdida para hablar con usted o con alguien.
- ¿Por qué no quieres hablar?
- Dígame usted ¿Qué tiene de interesante andar tomando apuntes sobre mí?
- Sofía ya hemos hablado, tu vienes y hablamos, no es un juego.
- ¿Qué quiere que le diga? Es sencillo el lunes me olvide de respirar.
- Y……
- Y fue lo mejor que me pudo pasar, es más creo que nunca me he sentido así de……. ¿Conoce el placer doctor?
Se quedo mirándome unos segundos que fueron eternos. Bajó la vista y me miró de reojo, como buscando algo malo en mí. Por primera vez en mucho tiempo el doctor no tenía algo para decir tampoco y a pesar de todo creo que fue el mejor día de terapia. Yo estoy segura que lo pensó, que por alguna vez en su existencia se sintió perturbado por aquella inocente pregunta de la paciente que tenía en frente. Aquella joven que estaba ahí para que él le diga lo malo que iba haciendo, aquella muchacha no hizo más que preguntar. Yo estoy segura que lo pensó “¿Conozco el placer?”
- Sofía… no estamos acá para hablar de mí.
- No! yo lo sé, pero hoy no tengo nada más que decirle, hoy no necesito terapia ni voy a necesitar que luego entre mi mamá preguntando por mi progreso.
- ¿Por qué dejaste de respirar?
- Porque el lunes fui feliz de nuevo, por un momento. Ya le dije que deje de respirar.
- Déjame entender, no respiraste porque estabas feliz.
- Nooo
- ¿Entonces?
- Porque me olvide.
- ¿A propósito?
- Nadie olvida a propósito, sino ya no se olvida.
- ¿Qué maravilloso te pudo pasar para que te olvides de respirar?
- ¿Conoce el placer doctor?
- Mi vida sexual Sofía no es el problema.
- Entonces debo asumir que no entiende mi pregunta.
Estaba tomando apuntes y seguro de ahí los llevaría donde sus patéticos alumnos de facultad para analizar el caso de aquella niña sin nombre que se olvido de respirar como quien olvida las llaves del carro. Yo estaba segura que eso sería así y no me importaba porque todos aquellos alumnos de psicoanálisis, así como él, si no veían más allá estaban condenados a vivir lejos de los sueños.
- ¿Dime que pudo pasar para que te olvides de respirar?
- Pasó él. Pasó por delante, sonrió y yo sonreí luego ni si quiera necesite respirar.
- Así que se trata de alguien.
- Sí. Por él estoy feliz… pero me olvide de respirar porque me di cuenta al fin que todo es imperfecto.
- ¿Lo imperfecto….
Sonó el timbre del teléfono y se lanzó a contestarlo, como si lo hubiera invocado con la mente para alejarse de mí. Hace un año que me trataba. Yo sabía que él nunca iba a entender porque sólo quería quedarse en aquel mundo perfecto. Si, hasta antes que me olvidará de respirar yo también quería seguir ahí hasta que EL paso, luego de eso recordé que lo perfecto es tan vano que todas aquellas fuerzas que puse para alcanzarlo sólo se perdieron. Era en vano buscar en la realidad cuando aquella gente que me rodeó no entendía. El doctor estaba sujeto a su teléfono hablando casi en susurros. Sabía que afuera estaría su secretaría escribiendo algún reporte aferrada a su teclado. Yo lo sabía qué aquel que alguna vez quise estaría aferrado a su mundo de teorías como si la vida fueran teorías y nada más. Sabía que en casa estaban mis padres aferrados a sus costumbres y a su moral porque de eso dependía la vida para ellos, dependía del qué dirán. Mientras todos ellos se aferraba yo estaba sentada en aquel sillón recordando cómo me olvide de respirar. POR FIN ME OLVIDE DE RESPIRAR.
Aquel día lo vi y al fin me di cuenta que enfrentarme con la contradicción me enfrentaba a todo aquello que a mi mundo le daba miedo el Deseo, porque así se daban cuenta que todos teníamos algo oculto, algo siniestro, algo que nos faltaba.
Al fin me di cuenta que estábamos incompletos todos. Entendí que hacia ahí sentada y es que a ellos les daba miedo todo aquello que fuera libre y les recordará que no pueden estar jamás completos. Nunca estaremos completos y se mueren de miedo de admitirlo, yo lo vi pasar y ahora así hecha de pedazos prefiero seguir hasta que suceda lo inevitable y cuando deje de respirar en ese último momento me acordaré de cuando me olvide de respirar.
- ¿Sofía? ¿Sofía?
- ¿Qué?
- ¿Qué piensas?
- Que ya me debería ir, usted siga hablando por teléfono.
- ¿Te volverás a olvidar?
- No sé, pero no importa, si vuelve a suceder será perfecto.
- ¿Por qué?
- Porque nunca estaremos completos.
El se quedo ahí, estático al lado del escritorio. Yo me fui, pensé que para siempre pero siempre regresaba a la semana siguiente. Ya no me importa regresar, porque ahora incompleta siento que disfruto de mi inconsciente más que ellos. La semana que viene seguramente lo veré y no respiraré un rato.
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