We're changing day to day,
But tell me, where do the children play?
Los tiempos cambian. Hace 50, 40 o hasta 25 años las mujeres se casaban mucho más jóvenes. Si yo hubiera vivido hace 40 o 20 años seguramente ya estaría casada. Las cosas se hacían cuando uno era más jóvenes, tal vez porque no había maestría, doctorado, especialización, segunda carrera o ascenso. Incluso en los hombre el compromiso se da más tarde que antes, por los mismo temas que ya he mencionado. Por ende si los matrimonios se han retrasado en edades también, en muchos casos, se ha retrasado la llegada de los hijos, sin dejar de mencionar la reducción en la cantidad de hijos que ahora una pareja tiene.
Sin embargo, ahora muchas cosas empiezan más tarde para los adultos más no para los niños. En el caso de ellos se ha invertido el ejemplo. Para los niños de inicial, nursery, kinder o como quieran llamarlo las cosas son cada vez más temprano. Hace 19 años ingresé a Kinder y lo que hacía junto a Sister Rolly era jugar. Jugaba, cantaba, pintaba, rasgaba y todo era asumido como un juego para mí siempre con una serie de reglas a seguir. El recreo no tenía mucha diferencia también jugaba sólo que ya no era en el salón sin en el jardín, sin darme cuenta aprendí mucho a través del jugar. Incluso mi paso por la primaria, con mayores responsabilidades y siempre con mayor tensión pues ya eres consciente de las notas, las libretas y los exámenes fue un espacio donde muchas de las cosas que aprendí, como por ejemplo el alemán, fueron enseñadas a través de sistemas lúdicos como canciones, juegos de memoria o diálogos. El estrés académico, las fórmulas y de más cosas más fuerte llegaron en sexto grado y el resto de secundaria.
Las exigencias del mundo de los adultos han llegado a trastocar el paso de los niños por el colegio. ¿Hasta qué punto? ¿Dónde juegan los niños ahora? Esta entrada, artículo o simplemente preocupación no es gratuita. Lo veo en mi hermano de apenas 4 años y también un reflejo del futuro del pequeño Andresito en mi primo de 10 años. Ahora les enseñan todo antes, Fernando con 10 años ya sabe de ángulos y geometría cosas que yo vi en el colegio por lo menos 2 años después que él. Mi hermano tiene 4 años, si bien es un niño que lee por motivación y voluntad propia desde los 3 años, no me deja de sorprender que ya le enseñen no sólo a reconocer las vocales sino a escribirlas, las consabidas grafías. Yo recién aprendí a escribir en primer grado haciendo planas y si buscamos un poco más atrás, mamá aprendió recién a los 7 años, en lo que en ese momento no era primer – segundo grado sino transición. Este adelanto en los conocimientos viene con una carga laboral mayor. Mis recuerdo de mis 4 años era llegar a mi casa y bañarme, comer, jugar, hablarles de mi día, una que otra tarea que era de colorear o embolillar y listo, la cena y a la cama. Ahora les dejan más tareas, les dejan tareas para las vacaciones y tareas de refuerzo para el fin de semana. Si bien son tareas que están dentro de sus capacidades y su edad, no entiendo porque la presión ahora en los niños y desde tan pequeños. Si eso sucede con los pequeños de inicial con los que se encuentran en cuarto o quinto de primaria las cosas trascienden a ejemplos que en mi vida había visto. Fernandito, con 11 años y el segundo de su promoción de lunes a domingo hace tareas, si juega algo es fútbol y porque su mamá literalmente lo volvió a inscribir, sino pasaría de la infancia al a adultez sin darse cuenta. Le dejan tantas tareas que uno llega a pensar que en el colegio entonces no hace nada, pero no es así en el colegio hacen más ejercicios. Al parecer es parte de la presión por el nivel educativo ¿Parte del bachillerato? Antes uno entraba a la universidad por examen de admisión por el cual te esforzabas y te matabas estudiando y ahora tienes la posibilidad de entrar por convenio de bachillerato (de acuerdo al que ofrezca el colegio) y tienes que vivir en el estrés casi universitario desde primaria. Ya la tarea no sólo se ha convertido de los niños sino de los padres (claro siempre en una actitud de supervisor o guía).
Creo que ningún progreso debe poner en riesgo el juego en los niño pues es lo que les permite aprender, conocer y sobre todo desarrollar y preservar esa imaginación y creatividad que el mismo sistema educativo enmarca y reduce. Mientras tengamos niños que jueguen no sólo tendremos niños felices sino con el potencial de compartir y aprender de los otros.
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