Mamá siempre me decía de chica “contigo, pan y cebolla” y así supe que no importa lo que pase siempre estaremos juntas de alguna manera, como en nuestro épocas en el Volkswagen escarabajo, que tan fielmente nos acompañó durante muchos años. Carla y yo nunca nos hemos separado claro que nos hemos peleado, nos hemos dejado de hablar unos días, le he contestado alguna vez mal, me han castigado y nos hemos pedido disculpas por los errores (al final ambas somos seres humanos y unos un poco diferente) pero siempre hemos seguido juntas en nuestras imperfecciones. Creo que en eso radica ser una verdadera mamá, ser siempre la incondicional de sus hijos. Carla Fídel, mi mamá, es la incondicional de sus dos hijos.
Andrés y yo tenemos una mamá que nos hace barra en cada actuación, presentación, video y esperemos algún día publicación. Andresito tiene una mamá que no tuvo miedo a la edad, a lo que decían los médicos y con una entereza (que antes no había visto) se aferró a la esperanza de dar vida. Yo tengo una mamá que me ha enseñado a luchar demostrándome con su ejemplo que las mujeres somos fuertes y vaya que ella lo es. Mamá me crió sola durante gran parte de mi vida y siempre tenía una sonrisa, incluso cuando los momentos en verdad no pintaban de color de rosa, para darme confianza en mi familia y en mi misma.
Mamá ha demostrado que también de nosotros ha aprendido. Ella detesta como me visto pero ya no dice “qué horrible” sino que siempre tiene una sugerencia para “mejorar el look”. Aprendió que un hijo literato no puede ser tan trágico. Aprendió las nuevas tecnologías que hay para criar niños, recordó como se cambian los pañales, como se arrulla y como consuelas una caída. Mamá aprendido que no quieres a un hijo más que al otro sino que los quieres en sus diferencias.
Carla es quién me enseñó mucho de lo que sé y soy ahora. Nos arrulló todas las noches cantando “Duerme duerme negrito” y antes de cada noche un poco de historias de mitología griega para mi compulsiva mente cuando tenía 5 años. Mamá también me presentó amablemente a la literatura, se sopló largas horas viendo las películas de Disney y nunca me demostró que le tenía miedo a la oscuridad hasta que vimos juntas Sexto Sentido. Carla Fídel aún no pasa la base 5 y es madre de una adulta, de un niño de 5 años, es hermana mayor, hija, esposa (de mi papá que es un niño más), trabaja de 8 a 17:30, supervisa tareas, dirige un hogar, compra, escucha música, lee, va a conciertos, mira películas y este es el 23avo día de la Madre que celebra. Es una madre, como todo el mundo imperfecta, que le enseña a sus hijos a luchar.
Feliz día y un aplauso para esas mujeres imperfectas que se aventuran a dar vida y aprenden en el camino, se equivocan y enmiendan, para aquellas que han perdido a sus hijos mucha fuerza aunque ninguna palabra es consuelo, para las mujeres que dentro de poco serán madres, para aquellas que aún buscan serlo mucha esperanza, para las madres que aún cuestionan a sus hijos abran los ojos del alma y sobre todo un abrazo para otras madres que siempre están acompañándome como mi Tati y Andy.
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