¡Hola! Estoy de regreso luego de unas merecidas vacaciones y un buen inicio del 2013. Les contaré que me fui a Colán, en Piura. Es ahí donde me reencontré con tres de mis cuentos favoritos de Gabriel García Márquez. En un solo día recordé lo lindo y mágico que es La luz es como el agua, me volví a sorprender y me hice cómplice de los niños en El feliz verano de la Señora Forbes y por supuesto me enamoré y me desesperé con El rastro de tu sangre sobre la nieve.
Para aquellos que quieren desconectarse del caos de la ciudad, los que quieren dormir, bañarse con calma en el mar y disfrutar la brisa marina, entonces deben ir a visitar Colán. Está playa se encuentra a una hora y media (aprox.) en carro de Piura y deben pasar primero por Paita, pueden tomar un taxi o un bus hasta Paita y de ahí un colectivo hasta Colán.
Colán es lindo para dormir, descansar, leer, buena música y por supuesto comer rico si es que comen en el restaurante del hotel, pero no les recomiendo mucho ir a comer al pueblo… eso sí, si se hospedan en el Colán Lodge (es el hotel más bonito de la playa) entonces si pueden comer ahí, es rico, no es muy caro y la atención es genial, a uno lo engríen.
Les cuento que yo fui muy asustada porque me habían dicho que “el mar de Colán estaba lleno de rayas”, pues bien, el primer día me metí asustada y ya para el octavo día el mar y yo eramos uno. Si hay rayas nunca las vi. Según nos comentó uno de los pescadores las rayas están enterradas en la arena, es cierto pero eso es solo cuando la marea está baja (es decir entre las 6:00 am y 10:00 am) pero cuando la marea sube ya no están las rayas, además no se trata de un ataque masivo de rayas, son unas cuentas. Eso sí, recomiendan no estar al mar mismo Baywatch entra con calma sin pisar muy fuerte. Para los que estamos acostumbrados a las playas de Lima es un cambio ingresar a la playa, es media tibia no como en Lima que es fría. Además es casi como una piscina hay pocas olas por lo que corres menos riesgos de que la ola los tumbe.
Si no conocen Colán creo que podría ser un buen destino para este verano, ya saben ármense con su bloqueador y una buena gorra. Yo estoy feliz porque es la mejor manera de empezar un bonito verano. Los dejo con uno de mis poemas favoritos, me acompañó junto con el Sol de Colán.
SOL DE MONTERREY
No cabe duda: de niño,
a mí me seguía el sol.
Andaba detrás de mí
como perrito faldero;
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
Saltaba de patio en patio,
se revolcaba en mi alcoba.
Aun creo que algunas veces
lo espantaban con la escoba.
Y a la mañana siguiente,
ya estaba otra vez conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
(El fuego de mayo
me armó caballero:
yo era el niño andante,
y el sol, mi escudero.)
Todo el cielo era de añil;
Toda la casa, de oro.
¡Cuánto sol se me metía
por los ojos!
Mar adentro de la frente,
a donde quiera que voy,
aunque haya nubes cerradas,
¡oh cuánto me pesa el sol!
¡Oh cuánto me duele, adentro,
esa cisterna de sol
que viaja conmigo!
Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino resolana.-
Cada ventana era sol,
cada cuarto era ventanas.
Los corredores tendían
arcos de luz por la casa.
En los árboles ardían
las ascuas de las naranjas,
y la huerta en lumbre viva
se doraba.
Los pavos reales eran
parientes del sol. La garza
empezaba a llamear
a cada paso que daba.
Y a mí el sol me desvestía,
para pegarse conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
Cuando salí de mi casa
con mi bastón y mi hato,
le dije a mi corazón:
-¡Ya llevas sol para rato!-
Es tesoro – y no se acaba:
no se acaba – y lo gasto.
Traigo tanto sol adentro
Que ya tanto sol me cansa.-
Yo no conocí en mi infancia
Sombra, sino resolana.
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