lunes, 7 de septiembre de 2009

Celeste

Parte III - final

No sabía si bajar o no, ni si quiera sabía que es lo que estaba haciendo ahí o peor aún, porque tenía que ir con mi papá. No entendía porque mi mamá le dijo que venga, si mi mundo le era extraño, si yo le era extraña. Entonces más aún ella o su muerte le iban a resultar extraños.
No entendía como es que algo tan absurdo podría haber sucedido. Creo que un charco de sangre y una gillete o una sobredosis hubieran sido más coherentes con su mundo, en cambio morir como lo hizo no encajaba en su historia.

En esta ciudad, que ahora es estúpida y que hoy se torna más gris, más acuosa, más de cemento que nunca. En esta ciudad en donde nacimos, la misma ciudad, la gente que respira el mismo aire, la misma humedad, esa misma gente se convierte en nuestro peor enemigo. Hoy, que uno se encuentra siempre a punto de ser asaltado, de ser secuestrado, de ser empujado o atropellado. Justo en estos tiempos en que no estamos seguros ni fuera ni dentro de casa, justo en este momento la rapidez e impericia se cruzaron con ella.

- ¿Celeste?
- ¿Celeeeste?..no te puedes haber ido.

Seguro y fue una de las últimas veces que menciono mi nombre. Su mamá ya ni si quiera alcanzó a verla. Ni si quiera la pudo oír por última vez. Ni ella entiende como paso, como es que alguien puedo arrebatarle de las manos la vida de su pequeña. Porque no importa cuantos problemas hayan tenido, no importa las puertas lanzadas o los gritos los domingos por las mañanas, en el fondo ella la quería, como cualquier madre, incluso como mi madre. Fue extraño que la mamá de mi mejor amiga me abrazara, pero más extraño fue ponernos a llorar las dos como si siempre nos hubiéramos conocido en verdad. Creo que pasa eso cuando tienes a alguien en común.

De nuevo no puedo dormir, ni si quiera sé si lo volveré a hacer. Sólo recuerdo a su mamá llorando, me recuerdo llorando y no puedo dejar de pensar en la escena. En su bicicleta rosada con un cesto al frente. No puedo dejar de pensar en el golpe, en la caída, en ella en el piso y después de eso un sollozo. El sollozo del mundo al perder al alguien. El sollozo por un alma inocente y la ira por la impunidad del culpable. No podía dejar de pensar que es o que hubiera pasado si la hubiera esperado unos segundos más, tal vez unos minutos, que es lo que hubiera sucedido si me hubiera quedado. Tal vez si no me hubiera apresurado ahora podría dormir y mañana como cualquier otro jueves me pondría el buzo, renegaría por tener que ir a la clase de educación física, tomaría un jugo de naranja y me encontraría con ella en la misma esquina entre los tulipanes y aquel álamo que nos conocía de memoria.

Sin embargo ahora estoy sola en la misma esquina, ahora que estoy más que dispuesta a esperar no tengo a quien. Tampoco tengo con quien reírme en clases, tampoco tengo amigos, ya no. Se ha ido la mitad de las cosas que conocía y ahora tendre que irme en bicicleta sola. Celeste…no creo que vuelva a escuchar mi nombre en aquel tono de voz. Celeste… si, ese suele ser mi nombre, aunque siempre sonaba mejor cuando ella me hacía parar frente a los tulipanes de la casa de madera. Siempre estarán ahí, esperando. Por mientras yo también esperare.


2 comentarios:

Marisella dijo...

*o* Pero q bonito!!!! Y tb q triste! Como matas a la amiga de Celeste! T.T

Ay...tu sabes q me kejo! Muy chiquito el cuento! Yo q esperaba mas de Celeste (XD la mas antipática)

Te kedo genial Malena! Espero mas historias!

Unknown dijo...

Y finalmente terminé "Celeste". Me cautivó Male :D A veces estaba bien cargado de cosas, muchas imágenes y flashbacks que me enredaron un poco (soy medio lenta para entender?), pero la historia logró su objetivo.

Waju!*