Con la angustia de sus propios nervios en la mano cerró la puerta del baño, ensayó su sonrisa en el espejo y salió a enfrentar su único evento fatal, terminar con un pedazo de vida que ni siquiera era de ella, la compartía, y ahora cobarde de afrontar su pánico debe caminar. Si ahora tu te vas no recuperarás los momentos felices que te hice vivir. Maldita la cobardía de un año juntos, la maldita cobardía de tomar a alguien de la mano, su precipitada inseguridad por un tono diferente, y no se podía soltar de la manija del baño, ya tiene su discurso hecho como para destrozar a cualquiera.
Mi suerte necesita de tu suerte y tú me necesitas mucho más. Frente a frente la tomó de las manos para sostener su llanto, sabía que se sentía culpable y el aún no entendía sus palabras, pero había algo ahí que nunca supo que era, tal vez luego de los besos ella era la vecina del segundo piso, tal vez podría ir a visitar a la otra vecina saliendo de ese departamento. Buenas piernas y su ligera voz en el oído, eso era una imagen esbelta que siempre vio y como un eco recordó que siempre que ves algo, codicias tanto que pierdes los estribos. Tanto que cuando ya tienes, cuando ya no miras sino tocas, cuando esas piernas son conocidad. YA toda tu inquietud regresa a su escondite.
No eran nervios, eran náuseas que la llevaron directo al whisky sin hielo, cerró la puerta con su último beso, en una frente roja, un beso de compromiso, un beso de histrionismo magnífico ¿y si hubiera abierto las piernas? Seguro hubiera dicho que fue el último, como el beso en la mejilla. Si lo hubiera sujetado por la cintura, entonces sobreviviría unos días a pesar de la ausencia. El whisky terminó de correr su impávida garganta para ver la puerta cerrada. Siempre, como siempre ha sido la dejaron, justo cuando la codicia lo dejó. Tómate esta botella conmigo. En el último trago nos vamos, quiero ver a que sabe tu olvido sin...
Next time i’ll be braver, I’ll be my own savior. Tres noches cubierta en la oscuridad con una película, Alicia había encontrado su solución pero no podía compartir tanto drama junto. ¿Si hubiera hablado primero? Mamá decía que cuando alguien ya no te quiere, no te quiere. Porque repetirlo ayuda. La idea llegó para quedarse y supo que a ella no la quieren. Hoy "cuando alguien no ya no te codicia, ya no te sujeta" . Le atrasaron el paso a la meta, yo ahora con una película en el brazo y Central Park tan grande como para encontrar a quien codiciar, por ahora. Todo por la cobardía de no seguir tomados de la mano, ya no es suficiente querer. Mejor bajar las revoluciones de la música o todo esto con una melodía será un tango.