Los momentos se dan y la vida nos hace aprovechar las oportunidades que se abren ¿Y si no se abren? Entonces las buscamos con la fortaleza de un cuerpo que es muchas veces maltratado, con la fuerza de una mayoría cuya voz es menos escuchada y así como surgimos en el mundo laboral, en el hogar y en el desarrollo del pensamiento, de esa misma manera se debe alzar la voz de cada mujer del planeta por justicia, libertad y dignidad.
El 8 de marzo de cada año celebramos el Día Internacional de la Mujer para recordar toda la lucha que desde sus primeros días en la tierra la mujer ha llevado a cuestas. Es el día para que el resto reacciones y recordar que debemos seguir defendiendo nuestros derechos, nuestras aspiraciones y siempre debemos velar por el bien de las otras mujeres. No podemos cegarnos si es que a nosotras no nos pasa, no debemos callarnos si a nosotras no nos afecta, no debemos voltearnos por el contrario debemos apoyarnos. Pasamos de ser ciudadanas de segunda clases sin derechos ni deberes a ser seres humanos con voz. Debemos ser escuchadas, educadas y listas para defendernos con la misma vehemencia que los hombres. Este día no es únicamente un día para celebrar los avances que la mujer ha logrado a lo largo de la historia como el sufragio, el acceso a la educación, los avances en la política y la inserción en el mundo laboral.
Actualmente aun nos falta tomar libertad sobre nuestros cuerpos al elegir libremente como cuidarnos sin excluir las escalas sociales o económicas. Debemos seguir en busca del respeto sobre nuestros cuerpos e integridad en la calle para sentirnos libres de andar. Debemos estar de pie ante el estado para la disminución del feminicidio, la violencia y el respeto por estados de lactancia y el embarazo. No digan que no es necesario o que entonces los hombres también deberían tener un día, se trata de recordar no del simple hecho de celebrar, pues en jaque está la dignidad y la vida no solo de las mujeres que en este momento habitan el mundo sino de las generaciones que vendrán, de las hijas que habrán, de las nietas que tendremos o las hermanas que conoceremos. Es el momento de seguir pensando ¿Qué más nos hace falta? En lugar de homenajes, semblanzas y premiación la mejor manera de conmemorar el día es con acciones y medidas concretas. Tratemos de trabajar unidas para crear este nuevo cambio, por las generaciones de mujeres que vienen. No se trata únicamente de tener voz sino de hacernos escuchar.
El 8 de marzo de cada año celebramos el Día Internacional de la Mujer para recordar toda la lucha que desde sus primeros días en la tierra la mujer ha llevado a cuestas. Es el día para que el resto reacciones y recordar que debemos seguir defendiendo nuestros derechos, nuestras aspiraciones y siempre debemos velar por el bien de las otras mujeres. No podemos cegarnos si es que a nosotras no nos pasa, no debemos callarnos si a nosotras no nos afecta, no debemos voltearnos por el contrario debemos apoyarnos. Pasamos de ser ciudadanas de segunda clases sin derechos ni deberes a ser seres humanos con voz. Debemos ser escuchadas, educadas y listas para defendernos con la misma vehemencia que los hombres. Este día no es únicamente un día para celebrar los avances que la mujer ha logrado a lo largo de la historia como el sufragio, el acceso a la educación, los avances en la política y la inserción en el mundo laboral.
Actualmente aun nos falta tomar libertad sobre nuestros cuerpos al elegir libremente como cuidarnos sin excluir las escalas sociales o económicas. Debemos seguir en busca del respeto sobre nuestros cuerpos e integridad en la calle para sentirnos libres de andar. Debemos estar de pie ante el estado para la disminución del feminicidio, la violencia y el respeto por estados de lactancia y el embarazo. No digan que no es necesario o que entonces los hombres también deberían tener un día, se trata de recordar no del simple hecho de celebrar, pues en jaque está la dignidad y la vida no solo de las mujeres que en este momento habitan el mundo sino de las generaciones que vendrán, de las hijas que habrán, de las nietas que tendremos o las hermanas que conoceremos. Es el momento de seguir pensando ¿Qué más nos hace falta? En lugar de homenajes, semblanzas y premiación la mejor manera de conmemorar el día es con acciones y medidas concretas. Tratemos de trabajar unidas para crear este nuevo cambio, por las generaciones de mujeres que vienen. No se trata únicamente de tener voz sino de hacernos escuchar.
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