martes, 25 de agosto de 2009

Celeste

Ya extrañaba escribir en el blog. Aquí les dejó la primera parte de CELESTE.

- ¡Celeste! ¡Celeste!
- ¡Ya me levanté!

Mentira, aún seguía dando vueltas entre mis frazadas tratando de que el tiempo se extendiera. Esperando que fuera sábado y no lunes. No importaba cuantas vueltas diera, iba a seguir siendo lunes, iba a tener que levantarme, ir al colegio, ver a mi papá en la cena. Simular, sonreír y venderle la idea al mundo que en mi vida todo estaba bien.

- ¡Celeste! ¡Niña, apúrate!

Desesperado como siempre, queriendo las cosas para ayer. No me iba a apurar para tener que desayunar con el. Mi papá no era la persona más agradable para los desayunos, ni para los almuerzo, mucho menos para las cena. Claro, a menos que fuera una de mis hermanas mayores. En ese caso si valía la pena comer con él, almorzar con él y tal vez tener alguna charla. A diferencia de ellas yo no era lo suficientemente linda, ni lo suficientemente inteligente, según él...sólo era buena, porque la gente a mi alrededor era peor que yo. Todos, menos él (y su sentido fascista de la vida, y por su puesto..mis hermanas).

- ¡Celeste!

A veces pensaba que mi nombre era una broma, que la enfermera les jugó una pesada broma a mis padres, o que simplemente se les habían acabado las ideas. Mamá estaba lista para irse al gimnasio, tal vez de ahí a tomar uno de sus jugos de todas las frutas y regresar a prepara el almuerzo, a dirigir a la empleada a hacer de mi casa un palacio sólo para mi padre. Por enésima vez en mi vida, mamá trataba de llevarme al colegio, sin entender que prefería mi bicicleta incluso en el día más lluvioso a tener que ir escuchando sus conversaciones sobre dietas, cremas y como es que debería arreglar mi cabello.
Para variar según mis hermanas pero para gusto mío la cuidad había amanecido cubierta de neblina, embarcada en aquel cielo gris que parecía que iba a caer en cualquier momento. Por la lluvia de la noche anterior todos los jardines estaban más que empapados y yo puede viajar durante 10 minutos con el mejor olor a tierra mojada de mis últimos tiempos.

Llegué a la misma esquina de los últimos 5 años. Pero nadie me llamó, supuse que se iba a demorar más de la cuenta. Tal vez esta ves se trataba del cabello o las medias del uniforme. Esperé pero nadie gritaba mi nombre. Ella no podía llegar tarde, sabía que una tardanza más sería la condena. Un comunicado a nuestros padres. Mi papá me daría el discurso de Porque debería ser como mis hermanas y su madre la mandaría a una nueva terapia, creyendo que sus tardanzas (Como casi todo en su vida) era culpa de sus desordenes alimenticios. Llamé más de 5 veces al celular, pero no contestó. Luego de 3 mensajes en la grabadora y 2 mensajes de texto, me di cuenta que no podía seguir esperando más. El cielo estaba a punto de romper en llanto y empapar hasta el último pliegue de mi uniforme. Ella iba a entender. Supuse que estaba enferma. Supuse que tendría que recolectar su tarea y luego de clases ir a su casa. Creo que supuse más de la cuenta.

- ¡Celeste! ¡Celeste!¡ Celeste!
- Ya te escuche.
- ¿Cómo estás?
- Bien
- Y..?
- No ha venido, está enferma.
- Ah, veo.
- ¿Has escrito algo este fin de semana?
- Si.
- Pero ¿Es interesante, no? Tu sabes, nada de poemas.

Me senté a su lado porque no me quedaba de otra, desde el inicio del año lo habían cambiado de sitio, supuestamente para que no se distrajera pero para mi y para ella, era una completa distracción. No era malo y uno tonto más en la clase, pero preguntarle a alguien si lo que ha hecho es o no interesante, sólo para ver si así se entretiene entre clases no resulta la mejor manera de entablar una conversación. Creo que trata de ser amable, pero no tiene tino con la gente. Tal vez sólo trata de ser amable para que lo siga ayudando en la clase de Literatura, tal vez ni si quiera le caigo bien . Tal vez sólo me habla para hablar con ella o porque no le queda con quien más hablar.

- ¡Celeste!
- Hoy estas sola.
- ...uhh que observadora que eres.
- Me imagino que sin tu amiguita se te acabo el sarcasmo.
- Que te importa mi sarcasmo, si tu mente jamás lo entenderá.

Ahí estaba yo, en medio de la jauría de plásticas de mi salón. Grupo que conformaba el 90 por ciento de todo el aula. No era culpa del nivel educativo del colegio, creo que ni si quiera era culpa de sus padres o de quien demonios las haya traído al mundo. El resto de salones tenía de todo: plásticas, gente chancona, los inteligentes vagos, los vagos, los brutos. Pero no.....en mi salón sólo eran ellas como un enjambre de abejas revueltas que piensan sólo en salir, en fumar, en tomar, en coger, en “no dejar que la vida las viva”, en incesantes sesiones de vestuario. En mirar chicos y mirarse al espejo. Estaba cansada de sentarme con gente que piensa que a los de Creta se les dice cretinos o peor aún que el muro de Berlín aún existe. Todo era más llevadero cuando ella estaba, pero hoy no era el día. Estaba sentada en mi estúpida clase de OBE (nunca entenderé para qué está, quién la inventó). En unclase sin sentido y sentada al lado de mi lector por conveniencia. No veía las horas, los minutos no pasaban. Era como si estuviera trabada en el tiempo, sin amiga, rodeada de todos aquellos que no deciden si la polera de la promoción será azul o verde. Para salir de lo usual o de aquel mundillo me hundí en mi carpeta hasta que sonó el timbre.

- ¡Celeste! ¡Celeste!
- ¿Celeste?


Pronto...lo que sigue!

2 comentarios:

Marisella dijo...

Qué bonito! Esa parte de los cretinos me hizo recordar a...creo que tu ya sabes a quien! XDDD

Ojalá que lo sigas prontito, quiero saber más de Celeste!

De cris d'espoir ♪² dijo...

Una amiga me paso el linkde tu blogger!
Me encanta! <3