lunes, 31 de enero de 2011

En verano también se canta....

En las últimas dos semanas lo que más he dicho es “me derrito” pues definitivamente el verano ha llegado con fuerza en el 2011 y con el comienzo de febrero me queda claro que aún no hemos vivido las temperaturas más altas, estamos a penas en el comienzo.

Si el calor apremia y ya no hay suficiente agua helada que nos calme y comer más helado ya atenta contra nuestra salud entonces un poco de música puede ayudarnos a pasar los días de calor con un poco más de entusiasmo, buen humor y tratando de olvidar que la calle es un horno.

Les dejo con algunas de las canciones de verano más lindas (al menos para mí) y si tiene otra sugerencia me avisan.

THE SUMMER WIND


HERE COMES THE SUN


SOBRE TU PLAYA


SUMMER NIGHTS

jueves, 27 de enero de 2011

Celeste cuéntame un cuento

- ¿Qué hacia tu mamá contigo cuando eras pequeña?

- Me dejaba con la nana mientras ella se divorciaba de mi papá.

- Oh ¡qué linda!

- Ehmm si bueno, que te puedo decir G.

- ¿Celeste?

- ¿Qué?

- ¿Tú qué hacías Celeste/Azul?

- Mi mamá me daba un libro así me distraía y no la molestaba. Con ella tenía todo el tiempo para dedicarse a la familia que realmente quería, pero bueno al menos siempre me dio buenos libros.

- Veo que son bien lindas sus madres.

- G, en serio deja de decir madres, esa palabra me desespera.

- Lo siento Leonor.

- Bueno ¿Y tú qué hacías con tu mamá para entretenerte o socializar?

- Mi mamá siempre me contaba cuentos.

- Ya no te los cuenta, porque creciste?

- No, porque mi mamá murió hace 3 años.

- Oh! Lo siento. Disculpa por la pregunta

- No te preocupes Celeste, no me molesta que me pregunten por ella.

- Si ya bueno todo muy sentimental pero cuéntanos algo de lo que ella te contaba.

- Ella tenía un libro de cuentos ¿Leonor acaso a ti no te contaba cuentos?

- No, pero me daban pastillas. La que sí cuenta cuentos es Celeste.

- ¿En verdad?

- Sí, pero no te pienso contar ni un solo cuento.

G creo que en el fondo no estaba en tantos conflictos mentales como a veces pensaba, es más creo que es el más cuerdo de todo el salón. A pesar del desastre que lleva en la cabeza como su cabello y la falta de respuesta ante las molestas palabras del resto del salón, G resultó siendo más normal que todos nosotros junto con su frase escudo “Los que han sido perdedores en el colegio son exitosos en la vida”. Creo que se refería a sus indiscutibles buenas notas a pesar de sus grandes distracciones, pero incluso bajo esa circunstancia era poco probable poder asegurar que por su falta de popularidad en el colegio le iría mejor en el resto de su vida.

G era extremadamente delgado, realmente se le veía incluso débil, tenía el cabello corto y usaba lentes de contacto para no tapar sus ojeras. No importaba si dormía bien, mucho o poco, no era una cuestión de cansancio, siempre tenía grandes ojeras lo que le daba una imagen un poco más misteriosa de lo que debía ser. A veces se le veía incluso un poco muerto y regularmente era como si el color pálido de su piel hiciera que se viera más cansado. G se sentaba al lado de Celeste y Leonor, eran las únicas que lo ignorábamos o no lo molestábamos (de acuerdo al ánimo del día o de la cantidad de preguntas que hiciera ese día). Al principio a Leonor le daba miedo porque decía que parecía como si estuviera muerto, aunque de ahí le comenzó a hablar gracias a “su gran estilo para vestir” según L. Según Celeste su voz en las mañanas podía llegar a ser un poco perturbadora, su risa era un karma en mi nuca pero el volumen de su Ipod era perfecto para su mal humor de las primeras horas de clase, sobre todo porque ya sabía que el día comenzaba bien si ponía cada vez que me sentaba en la carpeta Hey Soul Sister.

Todo el resto del día estuvo pidiendo que Celeste le contará un cuento.

- Es bien fácil volteas le dices un cuento y se queda feliz. Por favor Celeste.

- Leonor, no es que abra la boca y brote el cuento, eso lo sabes.

- Pero, míralo ¿No te da pena?

- Pena me va a dar si acaba esta estúpida clase de biología y no entiendo nada.

- Yo te explico.

- ¿En serio?

- Sistema digestivo, por favor esa es mi área.

- Igual, ahora no le voy a contar nada.

- Celeste, en serio nos va a perseguir todo el día.

- Eso te pasa Leonor por decirle que yo contaba cuentos.

- Es viernes, hoy toca helado de lúcuma.

- No creo que nos siga a la heladería, además a él lo vienen a recoger.

Como Leonor lo había previsto, G no las dejó en paz durante todo el día porque lo que quería era nuevamente escuchar de la voz de alguien que le relate un cuento, cómo cuando era un niño y su madre le contaba cuentos antes de irse a dormir. Celeste trataba de no pensar en ello, se concentró en la clase y en la esperanza de que pronto sonaría el timbre que la llevaría directamente a la salida. Ella quería su helado de lúcuma y olvidarse del acoso constante de G que iba desde la dulzura de algunas de sus palabras hasta el instinto asesino de querer lanzarle la cartuchera entera en la cara. Leonor por otro lado se sentía culpable porque ahora G pasaría el resto del día acosándolas con tal de conseguir de Celeste Azul (cómo él solía llamarla) una historia. Leonor sentía que tenía la culpa por alimentar las ilusiones de G y al mismo tiempo sentía que era culpable del tormento que ahora Celeste y ella tendrían que pasar. Ni si quiera sabía qué clase de cuento quería escuchar, estaba segura que si se trataba de un cuento como La Sirenita o Caperucita Roja ella misma podría contárselo, pero ni ella misma creía que ese era el tipo de cuento que él esperaba.

Todo el resto de las clase se la pasó pidiéndole una pequeña historia a Celeste que optó incluso por hacer los ejercicios de matemáticas en la pizarra con tal de no oírlo pidiendo una y otra vez un cuento. En el recreo por más que quisieron huir él sabía dónde encontrarlas. Como todos los días se refugiaron en las escaleras del auditorio lejos del sol del día, lejos de la bulla de los niños jugando y lejos de las voces de sus compañeras de clase. Cuando ellas llegaron él ya estaba ahí, si bien no dijo ni una sola palabra no le quitó los ojos de encima a Celeste. Su mirada constante terminaba incomodándola más que su voz. Ella no estaba acostumbrada a que la mirarán, en su casa no la miraban porque todos estaban muy ocupados o simplemente no encontraban nada interesante en ella. Tanta atención sobre su ligero cuerpo y su larga cabellera empezaba a sacarla de quicio. A la salida la situación ya era insostenible y los peores temores de Celeste podían convertirse en realidad ¿Qué pasa si él las sigue hasta la heladería? Los helados de los viernes eran un ritual que Leonor y Celeste cumplían desde que entraron al colegio y nadie ni nada han podido quitarles esta costumbre, no podía dejar que G fuera y se sentará ahí sin quitarle los ojos de encima. Entonces se acercó a G, aprovechando que Leonor tenía que pasar por a dejar un trabajo antes de salir del colegio, le tomo la mano con fuerza y le dijo:

Presta atención G: Estoy feliz porque crecimos y me llevo lo mejor de todo esto conmigo, me contaron que debía ser honesta contigo. Puede que esto no sea lo que quiero pero no puedo caminar en la soledad por siempre. Hay cosas que no queremos que pasen pero igual las aceptamos, cosas que no queremos saber pero igual las aprendemos y gente con la que te cruzas y no la puedes dejar. Ese es tu cuento y el mío.

Celeste y sus pequeñas ballerinas de charol chocaron los talones y antes que G pueda darse cuenta le dio un pequeño beso en la comisura de los labios pero antes que hubiera alguna otra palabra ella ya estaba camino a su bicicleta. Dejó la mochila en la cesta que iba a delante y comenzó a pedalear incluso sin esperar a Leonor que llegaba corriendo, no volteó y sólo se detuvo cuando vio a Leonor al lado de G. Leonor se detuvo delante de G sólo para ver su desconcierto en el rostro, le dio una palmada en el hombro y le dijo:

Creo que nunca te va a contar la historia ¿no? Pero no te deprimas G, no cuenta cuentos así nomás, ya sabes cómo es Celeste. Un favor, no nos sigas a la heladería, es viernes ¿Recuerdas? Chau, nos vemos el lunes.



lunes, 17 de enero de 2011

Arguedas y el Perú que en verdad existe

El centenario de José María Arguedas concuerda con la celebración de la fundación española de la ciudad de Lima. Capital del país que fue nombrado por el escritor como el país de todas las sangres, sin embargo esta ciudad no está consciente sobre la realidad del país. No sólo hablando en términos económicos, educativos o de salud sino también a nivel del desarrollo cultural. Hay quienes dicen que “todo sucede por algo”, entonces no es gratuito que el 18 de enero del 2011 celebremos el aniversario de Lima y también el nacimiento de José María Arguedas, cuyo trabajo y esfuerzo tuvieron destinada la comunión entre el mundo occidental y el mundo andino. El centenario del nacimiento de una vida que tuvo dolor, pesares y un acercamiento latente con el mundo que se esconde más allá de la burbuja de Lima. Es tal vez en este punto donde radica la importancia de José María Arguedas para la historia del Perú.

Una sensibilidad única para relacionarse y tratar de comprender al mundo andino no sólo a través de las vivencias del día a día sino a través del arte. La danza, la música o la literatura son algunas de las herramientas que comenzó a usar Arguedas para entender el conflicto en el que aún se encuentra hundido el país. Lo que el Perú sufre es un alto grado de desconocimiento y desintegración. No fue únicamente escritor también fue etnólogo, antropólogo y musicólogo, gracias a su acercamiento a las artes pudo demostrar el valor y la calidad que nos negamos a ver en el otro. Todo su trabajo es una puerta abierta para seguir con la labor de integrar una nación que aunque vive junta se encuentra desmembrada por su propia intolerancia ante lo que cree ajeno a sí misma.

Nadie como Arguedas ha comprendido los problemas que el mundo andino debe enfrentar al verse confrontado con la occidentalización de Lima. A lo largo de su vida conoció de ambos

mundos y comprendió que no se trata de la polaridad hacia cierta cultura sino de tomar un poco de todo. Por eso en un discurso nos deja estas palabras “Yo no soy un aculturado, sino que habló en cristiano y en indio”. Lo que busca es la comunión de un mundo plural y diverso bañado de muchas culturas. Arguedas conoce a través de sus propias vivencias que fuera de la sierra ser serrano tiene otra connotación y es visto como inferior. Dentro del dolor de su propia personalidad comprende este conflicto y se plantea un trabajo constante en su vida. No era un hombre que exaltaba lo andino y repudiaba lo occidental, por el contrario, creía en la convivencia de ambos mundos con respeto y con la capacidad de poder aprender el uno del otro. Esta capacidad de aprender (que aún no se ha desarrollado) nos permitiría alimentar una nación que represente "Todas las Sangres". José María Arguedas nos demostró a través de sus obras que la visión que Lima tiene del mundo andino no debe tratarse de una idealización del Tahuantinsuyo, porque actualmente el indio a es discriminado y olvidado. No sólo se dedico al serrano que está en los andes sino también al que viene a Lima, pues con él se puede ver mejor y nutrir más a este país que tiene a todos mezclados en la urbe y olvida las aldeas nativas. Fue el primero en comprender al migrante.

“Claro que el serrano trabaja en Lima sin olvidar su pueblo. Reúne dinero para escuelas, templos, relojes públicos y aun carreteras. Pero el contacto con la ciudad le ha hecho sentir de repente el silencio de su aldea nativa”

Hace unos días me dijeron "Arguedas fue bueno en su época pero ahora los problemas del país son otros". Creo que si hablamos de problemas con referencia a la tecnología o con relación a los grandes avances que se han logrado a través de tiempo, el comentario sería acertado. Pero para ser sinceros los problemas de discriminación, desintegración y desconocimiento que vivió siguen latentes. Aprovechemos el poder celebrar el centenario de Arguedas junto con el aniversario de Lima como un llamado para retomar este camino de integración y respeto. Celebremos a un hombre que durante su vida trato de trabajar por un país más integrado y por otro lado despertemos a la ciudad que cómo eje del poder nacional vive de espaldas ante los hechos concretos de la sociedad peruana: Desintegración y discriminación. No podemos permitir que este contraste se repita, por el contrario, trabajemos para que al fin el país crea su realidad y comprenda que todas las sangres confluyen en cada uno de los peruanos. Particularmente, Arguedas es el escritor nacional que me ayudó a comprender y despertó en mí una curiosidad latente por conocer más sobre el Perú y no quedarme pensando sólo en Lima. Cambié mi entender del país a través de sus relatos y así fui cambiando mis perspectivas de la burbuja limeña. Desde la literatura debo decir que el mejor homenaje que se le puede hacer es leer sus obras, pues nos dará la oportunidad de comprender la identidad del Perú. Leer a Arguedas nos deja entender la complejidad de un país que cuenta con muchas vertientes culturales pero no es capaz de comprenderlas y convivir con ellas. A través de su obra aprendemos del mundo andino, su existencia ante el mundo occidental y además nos permite conocer un poco más la esencia del hombre. En el caso de Arguedas, a un hombre que tuvo que luchar contra sus propios demonios internos, contra sus temores y con la inseguridad de ser demolido por el cambio intransigente.

“Yo tenía pocos y débiles aliados, inseguros; los de ella han vencido” JMA

Si somos el país de todas las sangres entonces hay que darnos el derecho a ser diferentes.


domingo, 9 de enero de 2011

I do believe in fairies! I do! I do !

Yo creo en las hadas y las musas.

Creo en la fuerza de la naturaleza.

Estoy convencida que en la vida lo bueno regresa, pero lo malo también.

Mamá me enseñó a creer en mis libros y sus historias.

La vida me dejó aprender a no creerles a los mentirosos.

Sé que lo bueno y lo malo pasa, pero todo tiene un equilibrio.

Creo en el soporte de la amistad.

Para mí la magia de dos manos unidas es todo, porque ya somos más de uno.

Me encantas los post-its en la pared, para recordar las mejores frases de la vida.

Así que para este 2011 seguiré creyendo en lo mismo. Podré seguir trabajando, mirar atrás para recordar lo bueno, aprender de lo malo y sonreír para lo que venga. Un poco tarde pero igual: BIENVENIDO 2011 ! Que sea un año de más cuentos, historias, libros y Tina y Betina.

miércoles, 5 de enero de 2011

B I Z A R R O

Nadie tiene la paciencia para regresar sólo yo y nadie más.

Y me darás algo, algo que me alivie un poco más….

Cortaste la agenda y lo dejaste entrar, error de nuevo, para que vuelva a desordenar. La habitación se llenó de ansiedad ante aquellos ojos que parecían querer decir la verdad pero que en cada parpadeo te regalaba una sonrisa fingida y una despedida más. Volviste a guardar la agenda y la vida en ello para que nadie se entere de lo que pasa en su interior. Te fuiste caminando con el libro en la mano y una pequeña historia para contar en cada esquina que no se esconda y para cada niño que anda por la calle ante la miseria de los hombres que miran su miseria.

Sabías que ya no valía nada y con la pequeña mochila roja empacaste ropa y las Teorías Salvajes, corriste de regreso para mirar por la ventana una vez más y trotaste hasta la puerta porque una parte de la mochila, contigo dentro, se quería quedar. Hasta que al fin pudiste cruzar…

And that's important because I need to travel
I've had this itching in my shoes since I was just a little kid

Recordaste que a mamá le daba miedo la garúa. Pero tu si estabas preparada para que te caiga el agua una y otra vez, te sentabas en la ventana mirando el cielo caer porque no te dejaba salir para que la lluvia caiga sobre ti y tus pequeños pies con las botas que sacaste de mi armario como un recuerdo de aventuras en medio de la lluvia de verano. Él tampoco entraba en la agenda porque no le gustaba ni el color ni las formas pero tú si tenía que seguir con ella para poder seguir con los pies en la tierra, así que si no le gusta la agenda no le gustan tus manos, no le gustan tus ojos, no le gusta lo que haces. Todo porque le da miedo pensar en lo que vendrá. Pasaste por encima de su cuerpo mientras dormía, tomaste la mochila roja y saliste por el mismo sitio por donde mañana entrará alguna otra chica. Fue divertido y luego de esos momentos, y con la mente en blanco, puedes seguir leyendo cuentos a quienes les interese. Pasaras por las calles que él ha dejado, estarás lejos las sonrisas fingidas y las prontas despedidas de otros….

Media verónica está rota, no tiene muchos años pero le hicieron daño…

Los pasos seguirán...