lunes, 17 de enero de 2011

Arguedas y el Perú que en verdad existe

El centenario de José María Arguedas concuerda con la celebración de la fundación española de la ciudad de Lima. Capital del país que fue nombrado por el escritor como el país de todas las sangres, sin embargo esta ciudad no está consciente sobre la realidad del país. No sólo hablando en términos económicos, educativos o de salud sino también a nivel del desarrollo cultural. Hay quienes dicen que “todo sucede por algo”, entonces no es gratuito que el 18 de enero del 2011 celebremos el aniversario de Lima y también el nacimiento de José María Arguedas, cuyo trabajo y esfuerzo tuvieron destinada la comunión entre el mundo occidental y el mundo andino. El centenario del nacimiento de una vida que tuvo dolor, pesares y un acercamiento latente con el mundo que se esconde más allá de la burbuja de Lima. Es tal vez en este punto donde radica la importancia de José María Arguedas para la historia del Perú.

Una sensibilidad única para relacionarse y tratar de comprender al mundo andino no sólo a través de las vivencias del día a día sino a través del arte. La danza, la música o la literatura son algunas de las herramientas que comenzó a usar Arguedas para entender el conflicto en el que aún se encuentra hundido el país. Lo que el Perú sufre es un alto grado de desconocimiento y desintegración. No fue únicamente escritor también fue etnólogo, antropólogo y musicólogo, gracias a su acercamiento a las artes pudo demostrar el valor y la calidad que nos negamos a ver en el otro. Todo su trabajo es una puerta abierta para seguir con la labor de integrar una nación que aunque vive junta se encuentra desmembrada por su propia intolerancia ante lo que cree ajeno a sí misma.

Nadie como Arguedas ha comprendido los problemas que el mundo andino debe enfrentar al verse confrontado con la occidentalización de Lima. A lo largo de su vida conoció de ambos

mundos y comprendió que no se trata de la polaridad hacia cierta cultura sino de tomar un poco de todo. Por eso en un discurso nos deja estas palabras “Yo no soy un aculturado, sino que habló en cristiano y en indio”. Lo que busca es la comunión de un mundo plural y diverso bañado de muchas culturas. Arguedas conoce a través de sus propias vivencias que fuera de la sierra ser serrano tiene otra connotación y es visto como inferior. Dentro del dolor de su propia personalidad comprende este conflicto y se plantea un trabajo constante en su vida. No era un hombre que exaltaba lo andino y repudiaba lo occidental, por el contrario, creía en la convivencia de ambos mundos con respeto y con la capacidad de poder aprender el uno del otro. Esta capacidad de aprender (que aún no se ha desarrollado) nos permitiría alimentar una nación que represente "Todas las Sangres". José María Arguedas nos demostró a través de sus obras que la visión que Lima tiene del mundo andino no debe tratarse de una idealización del Tahuantinsuyo, porque actualmente el indio a es discriminado y olvidado. No sólo se dedico al serrano que está en los andes sino también al que viene a Lima, pues con él se puede ver mejor y nutrir más a este país que tiene a todos mezclados en la urbe y olvida las aldeas nativas. Fue el primero en comprender al migrante.

“Claro que el serrano trabaja en Lima sin olvidar su pueblo. Reúne dinero para escuelas, templos, relojes públicos y aun carreteras. Pero el contacto con la ciudad le ha hecho sentir de repente el silencio de su aldea nativa”

Hace unos días me dijeron "Arguedas fue bueno en su época pero ahora los problemas del país son otros". Creo que si hablamos de problemas con referencia a la tecnología o con relación a los grandes avances que se han logrado a través de tiempo, el comentario sería acertado. Pero para ser sinceros los problemas de discriminación, desintegración y desconocimiento que vivió siguen latentes. Aprovechemos el poder celebrar el centenario de Arguedas junto con el aniversario de Lima como un llamado para retomar este camino de integración y respeto. Celebremos a un hombre que durante su vida trato de trabajar por un país más integrado y por otro lado despertemos a la ciudad que cómo eje del poder nacional vive de espaldas ante los hechos concretos de la sociedad peruana: Desintegración y discriminación. No podemos permitir que este contraste se repita, por el contrario, trabajemos para que al fin el país crea su realidad y comprenda que todas las sangres confluyen en cada uno de los peruanos. Particularmente, Arguedas es el escritor nacional que me ayudó a comprender y despertó en mí una curiosidad latente por conocer más sobre el Perú y no quedarme pensando sólo en Lima. Cambié mi entender del país a través de sus relatos y así fui cambiando mis perspectivas de la burbuja limeña. Desde la literatura debo decir que el mejor homenaje que se le puede hacer es leer sus obras, pues nos dará la oportunidad de comprender la identidad del Perú. Leer a Arguedas nos deja entender la complejidad de un país que cuenta con muchas vertientes culturales pero no es capaz de comprenderlas y convivir con ellas. A través de su obra aprendemos del mundo andino, su existencia ante el mundo occidental y además nos permite conocer un poco más la esencia del hombre. En el caso de Arguedas, a un hombre que tuvo que luchar contra sus propios demonios internos, contra sus temores y con la inseguridad de ser demolido por el cambio intransigente.

“Yo tenía pocos y débiles aliados, inseguros; los de ella han vencido” JMA

Si somos el país de todas las sangres entonces hay que darnos el derecho a ser diferentes.


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