Entre shorts y tortas de chocolate he decidió lo siguiente:
Estos últimos días han sido una muestra latente de lo trágico que puede ser el calor. Te quita las ganas de ir a clases, además de la sensación de estar pegajoso. El sol parece perseguir a todo aquel incauto que va por la calle, sin piedad, sin distinción de raza o profesión, quien se aviente a la selva de cemento será sin duda víctima del astro que alumbra nuestros días.
Luego de muchas cavilaciones, algunas lecturas de filosofía y sentarme a ver Un tranvía llamado deseo, he decido darle la contra al astro rey. He decido no dejarme dominar por la abrumadora sensación de bochorno. Aunque me persiga durante toda la clase de teatro (No me volveré a sentar al lado de la ventana, evidentemente), incluso cuando me da roche pasar por el tontodromo con mi short que parece mi piyama. Así es, de la misma manera en que superé mi roche por reírme en medio de la clase de Historia del Mundo Moderno, del mismo modo he decidido librar una ardua lucha contra el asqueroso calor que en los últimos días nos mata. Sin darnos tregua, ni un poco de sombra, pues hasta las hojas de los árboles se encuentran agotadas de tanto calor. Porque si andar en short y con el polo del piyama es la solución, entonces cambiare los pescadores por shorts, así me muera de frío cuando salga de clases a las 6. Si la solución se ve traducida en millones de botellas de Gatorade, pues me compraré un bidón.
Estos últimos días han sido una muestra latente de lo trágico que puede ser el calor. Te quita las ganas de ir a clases, además de la sensación de estar pegajoso. El sol parece perseguir a todo aquel incauto que va por la calle, sin piedad, sin distinción de raza o profesión, quien se aviente a la selva de cemento será sin duda víctima del astro que alumbra nuestros días.
Luego de muchas cavilaciones, algunas lecturas de filosofía y sentarme a ver Un tranvía llamado deseo, he decido darle la contra al astro rey. He decido no dejarme dominar por la abrumadora sensación de bochorno. Aunque me persiga durante toda la clase de teatro (No me volveré a sentar al lado de la ventana, evidentemente), incluso cuando me da roche pasar por el tontodromo con mi short que parece mi piyama. Así es, de la misma manera en que superé mi roche por reírme en medio de la clase de Historia del Mundo Moderno, del mismo modo he decidido librar una ardua lucha contra el asqueroso calor que en los últimos días nos mata. Sin darnos tregua, ni un poco de sombra, pues hasta las hojas de los árboles se encuentran agotadas de tanto calor. Porque si andar en short y con el polo del piyama es la solución, entonces cambiare los pescadores por shorts, así me muera de frío cuando salga de clases a las 6. Si la solución se ve traducida en millones de botellas de Gatorade, pues me compraré un bidón.
Escuchen aquellos que me han visto sufrir por el calor y sus efectos, ni 40 grados podrán hacer que me vuelva a sentir mareada, hecha una bazofia humana. NO VOLVERE A SENTIRME MAL DEBAJO DE UNA SOMBRITA DIMINUTA. El sol se convierte en algo agradable cuando uno esta en la playa, no cuando tiene que pasar de clase en clase, correr a comedor central y regresar para entrar a otro salón, donde justo el sol cae. Muy pronto llegara mi querido invierno, para pena de aquellos que con complejo de lagartija aman echarse al sol, como si fueran pilas recargables. Esperare con muchas ansias ese día, sacare mis zapatillas, mi piyama de polar, mi palestina y mi coat al estilo Blair Waldorf pero hasta que llegue ese momento no me dejare vencer por los rayos ultra violeta y ni el bochorno mas fuerte podrán hacer que no quiera salir de mi casa.
Atentamente,
Male, tal vez la única persona que ya no soporta más el sol.
PS: Some great memories of summertime.
2 comentarios:
No está sola, darling. YA NO QUIERO MÁS SOL.
(Muy al estilo de Queen B. ¡Ya quiero ver tu saco! :)
complejo de largatija!! XDD Eso me hace acordar a Bryce!
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