Cuando estoy triste, cuando alguna idea extraña me ronda en la mente o cuando siento que otra vez he caído en las mismas fallas trato de regresar a la realidad, para sentirme mejor tal vez mortal pero con la certeza que todo tiene una solución. Para eso siempre regreso a las canciones a las que llamo "mis canciones de infancia". Porque las escuché desde niña, porque evocan en mi excelentes recuerdos.
ROMANCE DE LA LUNA TUCUMANA, no sólo me recuerda a mi niñez sino que la melancólica que su melodía transmite me alegra, eso es lo que necesito alegría porque he vuelto a descubrir (estúpido de mi parte haberlo olvidado) que en muchos casos el mundo también esta lleno de mentiras.
Pero como he aprendido ayer, hoy y seguramente seguiré aprendiendo cuando algo se extraña es porque si lo queríamos y si no es así hay que seguir los caminos que nos toquen.
Los dejo con una de mis canciones de infancia.
Bajo el puñal del invierno
Murió en los campos la tarde.
Con su tambor de desvelos
Salió la luna a rezarle.
Rezos en la noche blanca
Tañen las arpas del aire,
Mientras le nacen violines
A los álamos del valle.
Se emponchan de grises nieblas
Los verdes cañaverales
Y caminan los caminos
Con su escolta de azahares.
Zamba de la luna llena
Baila la noche en las calles
Con su pañuelo de esquinas
Y su ademán de saudades.
La noche llena de arpegios,
La copa de los nogales;
El tamboril de la luna
Cuelga su copla en el aire.
Mi corazón bate palmas
Con las manos de mi sangre
Mientras cansada, la luna,
Se duerme sobre los valles...
1 comentario:
Esa Mercedes Sosa... Me ha provocado salir hoy a la luz de la luna.
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