Sin lugar a duda, también son libros a los que uno siempre regresa para enterarse de más cosas. Todos tenemos un inicio favorito.
La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de hierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios… - El Aleph de Jorge Luis Borges.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo… - Cien años de Soledad de Gabriel García Márquez.
Call me Ishmael – Moby Dick de Herman Melville
¿Encontraría a la maga? – Rayuela de Julio Cortázar
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